ORACIÓN FRENTE AL MAR

Dios mío, hoy vine a orar de cara al Mediterráneo, templo de hermosura creado por tí. Y en mi oración me descubres que a cada uno, sea cristiano o no, te manifiestas y estás en él de distinta manera. De la misma forma, y por eso, a cada uno le pides, le exiges cumplimientos y respuestas distintas. Tú mi Dios y mi Señor que eres el Amor en absoluto, emplearás tu Misericordia en la medida en que te has manifestado a cada persona.

Sé que a mí me vas a medir en exigencia porque mucho me diste, porque me llevaste por la vida en volandas y tus luces nunca me faltaron. te entendí con clarividencia, comprendí lo que querías de mí en cada momento de mi existencia, a lo que la mayoría de las veces no supe responder con la exactitud que Tú me pedías.

Sé que nunca llegué al listón que tu amor por mí y tus dádivas me exigían.

Sé que te fallé en lo pequeño muchas veces, en esos detalles que hacen grande el amor.

Sé que no debería tener perdón porque mucho me llegó de tus manos; unas veces dejé cosas sin hacer y otras me hice la sorda o busqué mi comodidad.

Y sé Padre mío que si me juzgases con la misma severidad con que yo juzgo a los demás, no habría salvación para mí.

Por eso hoy estoy aquí, frente a este mar que al fin se revistió de azules, para implorar el perdón que no merezco, pero que un día tu Hijo Jesús, mi hermano mayor, ganó, y sigue ganando, con su Cruz y Resurrección para toda la Humanidad, entre la que me cuento como un minúsculo granito de esta arena que ahora tengo entre mis manos.

Ante tu inmensidad y belleza de mar abierto e inacabable, derramo esta mañana mi oración y mi llanto suplicante de perdón para mí y para el hombre que camina incierto y peregrino por un mundo de sombras:

"Señor eterno, que tienes tus ojos puestos en el hombre, llegue a nosotros ese perdón infinito donde reside el Amor. El perdón de la Cruz y la Resurrección de Cristo"