Mañana celebramos el día grande de la Anunciación, donde comienza la Salvación del Mundo. A esta gran fiesta de la Virgen . desde hace tiempo, se une el "Día Internacional de la Vida," cuya Manifestación se ha celebrado ayer domingo en 30 ciudades de España, con optimismo, con alegría, como la gran Fiesta por la VIDA que todos nos merecemos y más que nadie los niños que están por nacer.
Como se comprende, este año me siento más sensibilizada que nunca por el reciente nacimiento de mi nieta Blanca, muy chiquitita porque hubo que traerla a este mundo dos semanas antes, ya que no engordaba dentro de la madre, algo que viene sucediendo con frecuencia, según los médicos, por el estrés de las mamás trabajadoras. Pesaba poquito, pero da gloria verla como va engordando, día tras día.
Y cuando ves en tus brazos una cosita tan pequeña, tan indefensa, tan maravillosa, sientes más la pena y la angustia por todos esos niños que no llegan a nacer y esas madres, y esas abuelas, que pierden por un aborto, la felicidad que da, más que cualquier otra cosa, un hijo o un nieto recién nacido, sobre todo porque hoy día hay muchas soluciones y Asociaciones para sacarlo adelante.
Un abuelo enamorado
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Os dejo un relato que nos ha enviado el sacerdote D. Ignacio María Doñoro que, siendo castrense, está dedicando su vida a los niños.
16 FLORECILLA: ZAPATITOS PARA EL BEBÉ NO NACIDO
Leo en prensa digital que Xavier Dor, ha sido multado con 10.000 euros por mostrar zapatitos de bebé a una chica para que no aborte. http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=33837
Siempre tenemos en el Hogar Nazaret, preparadas para regalar, cajitas envueltas con hermosos lazos, contienen zapatitos para recién nacidos.
El origen se remonta dieciocho años atrás. Siendo capellán del cuartel de Loyola en San Sebastián, España, un soldado me pidió dinero para que su novia abortara.
Tuvimos muchas conversaciones, pero no conseguía disuadirle de sus planes.
Un día, al entrar en casa de mis padres veo la respuesta a tanta oración por aquellos padres, que en su ignorancia, desesperados, iban a realizar el execrable acto. ¡Mi madre estaba tejiendo unos patucos de bebé!
Al regresar al cuartel, ahí estaba en medio del patio mi buen amigo y le entregué el regalo. Al abrirlo me dijo:
_ ¿Esto es para mí? ¿Para qué me regala usted esto?
_Para que cuando mates a tu bebé y lo tengas que enterrar, le pongas sus zapatitos.
Rompió a llorar diciendo que él no era un asesino. Se acercaron sus compañeros, hubo opiniones poco agradables hacia mi persona…
A partir de aquel momento su novia, él, y yo comenzamos a buscar soluciones.
El joven terminó su servicio militar. Dos años después vino a visitarme, deshaciéndose en agradecimientos, llevaba en brazos un hermosísimo niño.
Cuando nos enteramos en el Hogar Nazaret que alguna mamá quiere abortar, iniciamos las conversaciones regalando unos zapatitos
El origen se remonta dieciocho años atrás. Siendo capellán del cuartel de Loyola en San Sebastián, España, un soldado me pidió dinero para que su novia abortara.
Tuvimos muchas conversaciones, pero no conseguía disuadirle de sus planes.
Un día, al entrar en casa de mis padres veo la respuesta a tanta oración por aquellos padres, que en su ignorancia, desesperados, iban a realizar el execrable acto. ¡Mi madre estaba tejiendo unos patucos de bebé!
Al regresar al cuartel, ahí estaba en medio del patio mi buen amigo y le entregué el regalo. Al abrirlo me dijo:
_ ¿Esto es para mí? ¿Para qué me regala usted esto?
_Para que cuando mates a tu bebé y lo tengas que enterrar, le pongas sus zapatitos.
Rompió a llorar diciendo que él no era un asesino. Se acercaron sus compañeros, hubo opiniones poco agradables hacia mi persona…
A partir de aquel momento su novia, él, y yo comenzamos a buscar soluciones.
El joven terminó su servicio militar. Dos años después vino a visitarme, deshaciéndose en agradecimientos, llevaba en brazos un hermosísimo niño.
Cuando nos enteramos en el Hogar Nazaret que alguna mamá quiere abortar, iniciamos las conversaciones regalando unos zapatitos
2 comentarios:
¡Qué guapos!, qué fotografía más bonita, y los patucos, y el relato, un primor; cómo podemos quedarnos indiferentes, masacrar el maravilloso don de la vida. Nunca lo he podido entender, es imposible permanecer impávidos ante esta "cocada".
Después vengo otra vez (tengo catequesis, con "mis niños", que son maravillosos, de verdad Militos, es una alegría verlos, son más majos...hoy, viene a visitarnos el Obispo y estamos muy contentos).
Me encanta lo que nos dejas.
Muchos besos para todos, ¡qué preciosidad!
¡QUE BONITO!
¡FELICIDADES MUCHAS FELICIDADES!
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