lunes, 5 de febrero de 2007

DESDE LA ANGUSTIA



No hay momento de desesperación desde el que no podamos volvernos a Dios. La imagen de un mar agitado y de un mostruo marino son el símbolo más poderoso del caos que en circunstancias de nuestra vida amenaza tragarnos. Jonás en su oración desde el vientre de la ballena lo describe así:"Las aguas me habían rodeado hasta la garganta. El abismo se abría a mis pies. Un alga estaba enredada alrededor de mi cabeza". (Jonás 2,6-7).
Es una situación en la cual yo no me puedo librar a mi mismo. Mis chapoteos para salir no hacen sino hundirme más aún. Solamente otra persona puede librarme de la ciénaga. La salvación es una realidad trascendente. Sólo Dios puede sacarme del vientre de la ballena. "Desde el vientre del abismo pedí auxilio y me escuchó". (Jonás 2,3)
El orante recobra la paz y la seguridad en Dios. Antes de orar no hacía pie, pero en la oración sus pies han encontrado sostén. Lo que comenzó como una plegaria en medio de la angustia, termina en un cántico de acción de gracias: "Te cumpliré mis votos, mi sacrificio será un grito de acción de gracias: ¡La salvación viene del Señor! (Jonás 2,10)


Este escrito tan bonito y certero no es cosa mía. Lo he copiado de la hojita del calendario, correspondiente al 31 de Enero del 2007. Quizás pueda ayudar a alguna persona de buena voluntad. A mí hoy,en concreto, me sacaron de un apurillo que no llegaba a angustia pero que también tenía que ver con las aguas turbulentas. Después de pasar una mala noche, por culpa de la hernia de hiato, me correspondía la limpieza del cuarto de baño y mis fuerzas flaqueaban. Volví a leer DESDE LA ANGUSTIA, lo puse en práctica y los utensilios de limpieza parecian tener alas. ¡Y sin Red Bull!.
Que conste que no estoy frivolizando, con Jonás y la oración, sino elevando al plano sobrenatural una acción humana que no quiere diluirse en simple rutina doméstica.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...