Esta imagen de Cristo yacente que se encuentra en el convento de los Capuchinos de El Pardo (Madrid) la guardo desde mi noviazgo, fue regalo del que lleva casi 53 años a mi lado. En la Semana Santa de cada año vuelvo a contemprarla con devoción, pidiéndole que yo sepa entregarme a la muerte, cuando el lo desee de igual manera, con entrega absoluta a la Voluntad de Dios.
La imagen, de madera policromada, es uno de los Cristos yacentes de Gregorio Hernández que se dice fue encargada por el Rey Felipe III en el año 1605, en agradecimiento por el nacimiento de su hijo. Algunos autores afirman que fue de las primera obras del escultor que la realizó en Valladolid donde estaba establecida la Corte, mientras otros la datan, por la perfección de la escultura, en una etapa más madura de Hernández que llegó a esculpir hasta 15 Cristos yacentes.
Este Cristo que en la actualidad se encuentra en el Pardo, durante la Guerra de la Independencia fue escondido por los vecinos, mientras que en nuestra Guerra Civil anduvo itinerante desde el Museo del Prado, San Francisco el Grande, Palacio Real de El Pardo y Jesús de Medinaceli, hasta que en octubre de 1939 regresó al convento de los Capuchinos, donde se halla en la actualidad, en una capilla lateral de la Iglesia, preservada en el interior de una urna de bronce y mármol, obra de Felix Granda creada en 1940.
El rostro de Cristo no muestra señales del rigor mortis que Gregorio Hernández quiso evitar, parece dormido y son las heridas, llagas y un pequeño hinchamiento del cuerpo los que confirman la muerte de Cristo.
El convento de los Capuchinos, Nuestra Señora de los Ángeles, se encuentra en un paraje tranquilo, colina del monte de el Pardo, en la localidad del mismo nombre, rodeado de pinares y encinas y es lugar de numerosas visitas y peregrinaciones, ya que la imagen es venerada con gran devoción y cariño.
El edificio es una obra sobria y sencilla, según el proyecto de Juan de la Mora, terminada en 1650 por insistencia de Felipe IV. Su mayor valor reside en las obras pictóricas que en él se encuentran, más de 500. entre ellas las de José Ribera, Bartolomé González y Lucas Jordan.
El lugar más destacado es la Iglesia, en la que destaca el cuadro de Nuestra Señora de los Ángeles en el Altar Mayor:
Pero al margen de valores históricos y artísticos, lo que me mueve este Sábado Santo a destacar en De Dentro este querido Cristo yacente, que varias veces he visitado, con mi novio y marido, es la devoción serena y esperanzada en su Resurrección, así como un deseo ferviente y constante de acompañarle y aceptar con Él, en todo momento, la Voluntad de Dios.