COSAS DE LA EDAD

Cuando se goza ya de los años que una tiene, hay que reconocer esas ventajas de la edad que la mayoría de las veces pasan inadvertidas y sin embargo, a pesar de los achaques, puedes con ellas disfrutar a diario.

 

Por ejemplo, ayer descubrí que disminuir de estatura y al mismo tiempo bajar de esos  tacones de 10 y 11 centímetros que tanto me ilusionaban, puede tener algún beneficio...

 

 

También hay que reconocerlo, encima de ellos y con  aquel taconeo sonoro, me sentía la reina del mundo.

 

 

Así es, pues desde ayer he llegado a la plena aceptación de que ya no son para mí.

¿Por qué? os estaréis preguntando, pero tranquilos que ya lo explico:

Resulta que cocinando, de pronto, me percaté que me encontraba bajo las puertas abiertas de uno de los armarios altos de la cocina que nos amuebló mi suegra cuando regresamos de Ferrol a Madrid y con las que mi cabeza y las de los demás,  tropezábamos un día sí y otro también, sobre todo yo que soy la titular oficial del cocineo, me he llevado bueno chichones... Pues ¡aleluya! hoy llevaba ya unos cuantos minutos bajo ellas y como si nada. Corrí a contárselo a todos con sumo gozo: ¡Qué ya he bajado de estatura y tacones y no me doy coscorrones!

¿Creéis  que se alegraron conmigo? Pues no, unos indiferentes y mi hija María, con cara de pena: "Mamá que cosas tienes"

 

Está visto que nadie me comprende y eso que el mundo celebraba el Día Internacional de la Mujer.

 

Qué importa, yo sé lo que me digo y esta es una de las ventajas de la edad, aunque siga añorando los tacones y ahora que son de aguja mucho más, pero ya podré disfrutar de ellos en la otra vida donde todo será etéreo y eterno, seguro que ni habrá armarios altos ni cocinas.

 

Otro día seguiré contando algunas ventajitas de la edad. ahora tengo que terminar de cocinar, ya están en una nerviosa espera de que termine el almuerzo...   De eso no me liberan ni los años acumulados.

 

Perdonar, si esto os parece una simpleza, pero tenía que contárselo a alguien.