martes, 28 de julio de 2015

MARTES CON ARCENDO, ESPERA



viernes, 6 de julio de 2012


BENDITO ENCUENTRO .


 
A veces lo decimos aquí, las cosas nunca ocurren por casualidad; en muchos casos,-como ayer comentábamos con un amigo-, es la Providencia la que nos muestra las mejores opciones. En esa conversación que acabo de mencionar, -que tuvo lugar después de visitar al Señor sacramentado en la Parroquia de mi barrio-, ya de forma más distendida surgieron multitud de temas. Algunos de estos, hoy son impulso de este post y también objeto de mi oración cotidiana.
 
Antes de nada, al inicio de este artículo, me gustaría adelantar la petición de disculpas a mis lectores por sí, en algún momento mezclo demasiadas cosas en un mismo post. Son tantos los sentimientos que se agolpan en mi interior, que probablemente hoy me sea imposible desgajar unas ideas de otras con cierta soltura. Aún así, intentaré buscar algo de coherencia para tratar de ser entendido y ser portador de las gracias que quiero transmitir. De todos modos, reitero, mil perdones, si en algún momento el escrito se enrevesa.
 
Dicho esto, conformaré mis pensamientos revividos ayer, iniciándolos a través de una pequeña rememoranza de mi niñez, de la fe que me inculcó mi madre, de todos los sufrimientos que la pobre pasó por mí y también, de la "memoria histórica", que para bien o para mal, heredé de ella.
 
La conversación con mi amigo fluía por los derroteros del anonimato en internet, nada que ver con lo anterior, pero de pronto tuve necesidad de expresar mis recelos en la red. No me gusta poner mi imagen en las redes sociales, no me siento cómodo publicando datos personales, los de mis amigos o los de mi familia, ni en el blog, ni en ningún sitio. Pretendo utilizar la red, no para identificarme, sino para testimoniar mis experiencias, para compartir las de otros, y sobretodo para evangelizar, en la medida de mis posibilidades.
 
Aunque creo que no hago mal a nadie con esa actitud, la interpreto, precisamente por esa intensa "memoria histórica" maternal, de la que antes hablaba. Mis padres pasaron la guerra civil en una población manchega, en el bando republicano. Mi familia por su significación católica, lo pasó muy mal. Sufrimos fusilamientos y encarcelaciones, entre otras las de mi padre hasta el final de la contienda. Y no solo cualquier objeto religioso, sino cualquier palabra..., era motivo de juicio sumarísimo.
 
Así que, aún pasados muchos años de aquel terror inolvidable, de mi madre que lo vivió tan de cerca, tengo yo todos sus ecos. Herencia que me recuerda tiempos en los que significarse demasiado era una alta imprudencia... -y yo sigo creyendo todavía que es así- (big brother, watching you)
 
Sin embargo, tras esta disquisición personalmente me surge la comparación entre aquella tremenda persecución religiosa del 36 y la velada, pero no menos constante, que sufrimos los cristianos en la actualidad.
Que la Iglesia es perseguida, es una de esas constantes invariables a lo largo de la historia del mundo. Hoy, la persecución también es un hecho aunque se revista de otras "formas" más camufladas, más... sofisticadas. Hoy la propaganda es poderosa.., Internet, las televisiones, la mayoría de los rotativos, infinidad de libros y el cine sirven a la confusión y presentan a una Iglesia de tiranos poderosos que oprimen al hombre para acumular poder; mentiras que predisponen a la masa directamente contra la Iglesia. De tal modo que la furia anticristiana toma formas cada vez más insolentes y violentas y cada vez son más frecuentes los asaltos a iglesias y las profanaciones.
 
 Ahora ciertamente no vivimos los tiempos de aquellas matanzas de principios del siglo XX, pero diariamente en distintas provincias españolas, iglesias, ermitas, cruceros e imágenes religiosas están sufriendo diversos ataques con “cócteles Molotov”, piedras, pintadas, u otros métodos. Sin embargo para la prensa, la ofensiva es poco menos que anecdótica.
 
Todo esto que está ocurriendo me recuerda mucho a uno de los sueños proféticos de San Juan Bosco: En él, se narra cómo la Iglesia ha de sufrir muchas más tribulaciones. Una nave con el Sumo Pontífice, es objeto de todo tipo de embestidas por otras barcas más pequeñas, que buscan hundirla en el mar por todos los medios. La única salvación en medio de las acometidas (en las que el Papa cae por dos veces y la segunda muere) es la sujeción a dos columnas imponentes, la más pequeña, coronada por la Virgen Inmaculada (con la expresión “Auxilium Christianorum”) y la mayor por una Hostia consagrada (y la leyenda “Salus Credentium”).
 
El mensaje claro es que sólo una Iglesia fiel a sí misma puede salvarse, y la inhibición y la tibieza comportan su fracaso. El amor filial de María es el sostén ante una persecución que se acrecienta, y La Eucaristía, la fortaleza y el alimento para no sucumbir. Esas son las grandes columnas de la Fe, en las que mi amigo, con gran criterio y mejor sabiduría, me insistía tanto en las distintas conversaciones que tuve la suerte de vivir ayer.
 
Gracias a ese BENDITO ENCUENTRO y a la luz de esas benditas charlas llenas de fe y amenidad a partes iguales, se estrecharon nuestros lazos y estoy seguro que se acrecentó nuestra amistad, pero también se encontraron ciertas afinidades que hoy me hacen pensar lo siguiente. Las vidas de cada hombre son distintas y cada uno ha llegado a la fe de forma diferente. Unos siempre la tuvieron y otros la tuvieron y la re-encontraron; sin embargo estoy seguro que en todos siempre hubo un especial momento de conversión que lo cambió todo, que nos transformó y nos hizo valorar lo que teníamos o lo que recuperamos mucho más intensamente. Sobre esto, y seguro que no es por casualidad, ha caído hoy en mis manos, este párrafo con el que quiero terminar hoy:
 
"Las transformaciones que tienen lugar en las almas tienen sus inicios tan atrás en el tiempo que, incluso cuando gozamos de una excelente memoria, nunca somos capaces de seguir la entera sucesión de gracias que nos han conducido hasta donde ahora nos encontramos, ni tampoco podemos evocar aquella primera irrelevante circunstancia, aparentemente sin ninguna conexión con el futuro, en la que comenzamos a preguntarnos si estábamos en el buen camino o no. En el orden moral, más aún que en el físico, existen rayos sin luz; y jamás llegaremos a advertir perfectamente estas cosas, a pesar de ser tan nuestras, hasta aquel día en que Dios nos diga: "Mira, pobre alma, cuánto te he amado, aunque tú no me comprendías"
 
(Texto de René Bazin, de su libro "Sons of the Church")
   

3 comentarios:

MDR dijo...

ME HA ENCANTADO MILI RECORDAR ESTE ENCUENTRO.
DTB!!

Rosa dijo...

GRACIAS!!!
Encontraros ha sido y sigue siendo fundamental en mi vida ...

Mi querida Militos, mi querida Hoja, mi querida María (me encanta encontrarte, María ...).

BESIÑOS.

Rosa dijo...

Feliz fin de semana, querida Militos!

Besiños.

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