14 de noviembre de 20015
París, Europa
¡Alhu Akbar!(Alá es el más grande): Te entrego infieles para el infierno… Noche de pavor y tragedia ¡Hermanos parisinos! Estáis llegando a Dios sin ser vuestra hora. No lloréis por la vida que dejasteis en recintos y aceras, pues aunque no tuvierais tiempo de rezar, hoy reza el mundo por vosotros.
¡Alhu Akbar!Pero Dios no es Alá, ni Alá es estandarte de la humanidad de Dios. ¡Bárbaros del mal! Llorad y retorceos con la muerte eterna. No rezaremos por vosotros, ya no es posible, las garras del fuego os han arrebatado por toda la eternidad.
Familias y amigos, Dios habita en sus almas y con Dios han subido a los cielos como mártires de la maldad humana.
Sí, Europa es Francia, el más relevante, el más sonado; hoy, el más sufriente. Desplegad vuestras banderas a media asta, todos haremos lo mismo en vuestras Embajadas con flores a los pies.
¡Alhu Akbar!Lazos negros de oscuridad para vuestro Alá y vuestras almas. Lazos blancos de esperanza para los hijos de Dios dormidos y cubiertos de sangre como Jesús…
“Marsellesa”de los pueblos del bien y la concordia. Himno de fraternidad en nuestros corazones. Y… “Siempre nos quedará Paris”. Sí siempre, en las oraciones del mundo y en nuestro corazón ilusionado por esa gran ciudad de ese gran País.
“La muerte no es el final”, himno Español a los caídos, que soldados o no, llevan a Cristo en sus cuellos o en su inocencia.
En Dios.
Emma Díez Lobo
1 comentario:
Sí, cuánto dolor.
Ayer, el sacerdote que ofició la santa Misa en una convivencia que tuvimos, nos decía que debemos rezar por las víctimas y por los verdugos, que ellos necesitan nuestras oraciones. Que ese es el mensaje cristiano. Para los musulmanes y judíos la palabra perdón no tiene significado, no la comprenden. El cristiano sabe qué significa. Los cristianos de Siria murieron perdonando.
Si somos cristianos de verdad, nos decía, debemos radicalizar nuestra fe en ese sentido, dando testimonio, perdonando y rezando por ellos. Que a pesar de tanto dolor, que no es explicable, Dios está y eso basta.
Escuchamos todos su homilía en silencio sepulcral y rezamos juntos por las víctimas y por los verdugos.
Fue una Eucaristía preciosa, salimos todos reconfortados. Nos hizo mucho bien.
Besiños del alma.
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