COSAS DE LA EDAD, 2

 

Hoy mi cabeza está vacía, ni una sola idea para transmitir; ya, ya..., ya sé que podía dedicarme a la política con toda tranquilidad, simplemente basta con aprenderse unas cuantas puyitas de unos contra otros, lanzarlas en Las Cortes y en los medios de comunicación, preferentemente contra Rajoy, que digo yo si ese odio contra su persona ¿es racional o sólo visceral? Es cierto  que lo que se dice guapito no es y tampoco lleva coleta, pero en fin, creo que se merece un respeto.

 

Este vacío cerebral me desanima y me voy derecha a la cocina, pero tranquilos, no soy de esas que todo lo suplen con atracones de chocolate, sino dejando de cavilar y metiéndome en lo que me aguarda cada mañana por impositivo legal y que se deriva del hecho de haber elegido quedarme en el hogar para sacarlo adelante y criar a los hijos. Hoy ya todos ellos me han hecho abuela, pero cocinar sigue siendo mi elección.

 

 

Estaba en ello, es decir en elaborar un suculento plato de espaguetis al gusto de la casa, cuando me dio por pensar en lo mucho que  ese conjunto de finísima pasta, enredada entre sí, imposible de separar individualmente,   se parece a la vida de cada uno, es decir para valorar un plato de espaguetis, no puedes ir saboreándolos uno a uno, sino que es la inseparable unidad de todos lo que al final. nos sabe bien o mal, jajaja...

Y ¿Cómo valorar la vida por los días malos o los días buenos? Los días de nuestra vida son tan inseparables unos de otros como los espaguetis.
El conjunto de todos ellos, viviéndolos, día a día, es lo que ha de pesarse en la balanza final, es lo que nos llevaremos al otro barrio, al Celestial y eterno 

Son esas pequeñas lecciones de lo cotidiano que nos enseñan en ocasiones más que los libros.