LA ORACIÓN DE LOS HIJOS

 

 

 

 

 

 

Cuando los hijos han aprendido a rezar de sus padres, desde bien chiquitos, nunca lo olvidan. Si siempre fue esto trascendental para iniciarlos en la fe católica, en estos tiempos en que más y más se empeñan en desterrarla, injuriarla y hasta achacarla todos los males del mundo actual , es más necesario que nunca actualizar esta valiosa costumbre de los padres, no sólo la madre, que el beso de la noche vaya acompañado de las oraciones apropiadas a su edad.

Aquel "Jesusito de mi vida," "Angel de mi guarda, dulce compañía...etc...

 

 

 

No es algo baladí, es el comienzo de su relación con Dios que se transmitirá de generación en generación.

 

Algo así debió sentir Don Miguel de Unamuno, cuando escribió este hermoso poema 

 

 

 

Madre, llévame a la cama.

 

 

 Madre, llévame a la cama,

que no me tengo de pie.

Ven, hijo, Dios te bendiga

 y no te dejes caer.

 No te vayas de mi lado,

 cántame el cantar aquél

 Me lo cantaba mi madre;

de mocita lo olvidé,

 cuando te apreté a mis pechos

 contigo lo recordé.

 ¿Qué dice el cantar, mi madre,

qué dice el cantar aquél?

 No dice, hijo mío, reza,

 reza palabras de miel;

 reza palabras de ensueño

que nada dicen sin él.

 ¿Estás aquí, madre mía?

 porque no te logro ver...

Estoy aquí, con tu sueño;

duerme, hijo mío, con fe.