sábado, 22 de octubre de 2016

YO CONVIVÍ CON UN SANTO

 
 
 
 
 
 
Yo conviví con un santo y tú también, cuando visitó España seis veces y no fue una visita protocolaria, sino entrañable y familiar.
Conviví con San Juan Pablo II en aquellos encuentros multitudinarios, pero que él con sus palabras convertía en individuales y personales, hablaba para ti y para mí y convivimos  con él a través de los medios de comunicación que nos lo hicieron cercano desde Roma o desde cualquier país que visitase. Fue la revolución de un santo que pregonó la misericordia de Dios que había recibido de su compatriota  Faustina y que por designio divino falleció la noche del 2 al 3 de abril, cuando se celebraría la fiesta de la Divina Misericordia instituida para la Iglesia por el propio Juan Pablo.
Conviene recordarlo precisamente ahora que está apunto de concluir este bendito año de la Misericordia proclamado por el Papa Francisco. Esa misericordia de Dios padre que cuando le pedimos perdón en la confesión, de todo corazón y con propósito de enmienda, nos limpia de todo pecado por muy grande que sea éste. De tal modo que al propio Judas que le entregó por la miseria de 30 monedas, si se hubiera arrepentido y pedido perdón habría salvado su alma. hubiera vuelto a ser un hombre libre para hacer grandes cosas, como lo fue Pedro
con sus lágrimas después de negarle tres veces. 
 
 
Hoy, aniversario de tu canonización, nos encomendamos a ti, desde esta tierra de España a la que definiste como "Tierra de María Santísima" querido santo, Juan Pablo II, que conviviste con nosotros, para que nos ayudes a confiar siempre en la divina Misericordia y para que María Santísima proteja y reconduzca nuestra España a sus raíces cristianas.

En su despedida dijo estas palabras:

"OS LLEVO  A TODOS EN MI CORAZÓN! ¡HASTA SIEMPRE ESPAÑA!  ¡HASTA SIEMPRE TIERRA DE MARÍA!"



Infinitas fueron las fotografías que se tomaron en España de Juan PabloII, pero para mi la preferida y más entrañable, la que ocupa un lugar destacado en mi hogar, es la que muestro ahora. Fue en él Cuartel de Instrucción de Infantería de  Marina de Madrid , donde el Papa polaco embarcaba en el helicóptero que le alejaba de nuestra ciudad.
Yo estaba muy cerquita, con mi bebé de entonces, Tamara, hoy madre de Paula y Blanca y los demás hijos, pero no nos dejaron acercarnos a besarle la mano, como hicieron los "enchufados" de los maridos.

Eran las siete de la mañana y me había pasado la noche entera confeccionando la enorme bandera del Vaticano para izarla en el mástil del acuertelamiento, (falta de previsión por parte de los mandos militares que no la tenían). Fue aquella la labor que con más esmero y oraciones he elaborado en mi vida. Juán PabloII en pie, nos bendijo a las mujeres desde el helicóptero.
 
 
 

JULIO, BESANDO LA MANO AL PAPA SANTO
 
 
 
 
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3 comentarios:

Rosa dijo...

Es cierto, a través de los medios de comunicación se hacen cercanos.
Recuerdo mucho la mirada de Benedicto XVI, me impactó.

Es precioso lo que cuentas de la bandera.

También siento que he vivido junto a otro santo, éste es anónimo, pero lo siento así. Ya sabes ...

Muchos besiños del alma.

Militos dijo...

Ay Rosa, yo siento como tu, como nos quiere Dios que nos da tanto
Besiños querida amiga

Rosa dijo...

Sí, mi querida Militos, tanto, tanto ...
Me miro y veo cuánto me enseñó, algo que nunca olvido, todos los días, todos, todos ...
Mi querida compañera del alma ...
Besiños, muchos, muchos ...
Feliz domingo.

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