jueves, 12 de febrero de 2009
UNO DE NOSOTROS

Qué espantosa y qué terrible resulta la elección de Dios.
No sólo miró nuestra miseria, sino que se miró desde nosotros. Se hizo uno más de nosotros.
Eligió estar entre miserables y tomar la peor de las miserias a brazos abiertos y pies clavados.
El espanto del derrame amoroso sigue siendo perturbador cuando sale al descubierto en la faz de otros miserables: del harapiento que manifiesta la falsedad de nuestros vestidos; del drogadicto que recuerda nuestra adicta vanalidad; del mendigo que desnuda entrañables búsquedas. Atraviesa porque une: porque tras esa elección dolorosa, Su consuelo inunda.
La Cruz no es destino; es elección, es una elección libre y afectiva, sublime, en la Dios se transforma en hombre, una elección que se teje en la Eternidad a cada instante, que transforma la muerte en Vida para siempre.
No sólo miró nuestra miseria, sino que se miró desde nosotros. Se hizo uno más de nosotros.
Eligió estar entre miserables y tomar la peor de las miserias a brazos abiertos y pies clavados.
El espanto del derrame amoroso sigue siendo perturbador cuando sale al descubierto en la faz de otros miserables: del harapiento que manifiesta la falsedad de nuestros vestidos; del drogadicto que recuerda nuestra adicta vanalidad; del mendigo que desnuda entrañables búsquedas. Atraviesa porque une: porque tras esa elección dolorosa, Su consuelo inunda.
La Cruz no es destino; es elección, es una elección libre y afectiva, sublime, en la Dios se transforma en hombre, una elección que se teje en la Eternidad a cada instante, que transforma la muerte en Vida para siempre.
2 comentarios:
Su consuelo inunda.
Besiños de martes aun en miércoles.
Espero que te encuentres bien, querida Militos.
Besiños de domingo.
Te dejé un mail.
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