Sí, claro, seguimos y seguiremos mientras el cuerpo aguante, aunque en estos momentos se tambalea. Si queréis saber el motivo, puedo deciros que se trata de una visita inesperada e impertinente, de aquellas que en nuestra infancia se decía que colocando detrás de la puerta una escoba al revés, no tardarían en marcharse...
Los dites y diretes de aquella época eran geniales, aunque no fueran tan eficaces como aseguraban.
En esta ocasión la escoba no sirve para nada, pues la visita lleva aposentada junto a mi más de una semana, impidiéndome el desarrollo normal de mi vida, no sólo en lo que refiere a esta vía de desfogue interior que es para mí esa comunicación con todo el mundo, en el sentido más real, sin moverme de casa, sino también en cualquiera de las otras actividades que realizo a diario.
Con el agravante de que no ha venido sola, por supuesto lo hace acompañada de un pesado y molesto equipaje que va esparciendo por todos los rincones.
Sí, Si..., seguro que a vosotros también en algunas ocasiones os ha sorprendido una visita semejante y que no hay manera de despedir hasta que ella misma se decide a hacerlo.
Os voy a mostrar algo de su maleta para que podáis reconocerla y me deis la razón del enfado:
Bueno, bueno, seguro que ya os habéis dado cuenta de qué visita se trata porque muchos la habréis padecido recientemente.
No sigo rebuscando en sus cosas porque ya la veo dispuesta a marcharse y quiero que lo haga antes de que se pegue a alguno más de la familia.
Con todo mi cariño hasta otro ratito.
2 comentarios:
Me imaginaba...
Espero que te recuperes en un pis pas, y la visita se marche sin dejar ni rastro.
Muchos besos.
Gracias, Maite, estoy casi, casi, recuperada..., aunque la visita sigue instalada en casa, ya ha "pillado" a otro de la familia.
Es inevitable.
Un beso enorme
Publicar un comentario