martes, 1 de abril de 2008

DESDE EL MAR

Foto de Zoa

Playa del Sardinero (Santander)
En esta vida hay pocas cosas que me apasionen pero las que lo consiguen son tumbativas para mí. Una de ellas es el mar, no digo las otras por demasiado personales. El mar que veo desde mi balcón es de alta mar pero acabo de hacer un descubrimiento del que nunca antes he sido consciente: el mar que a mi me atrae es el que se acerca a la orilla de la playa; donde rompen las olas contra las rocas o golpean la arena. La espuma blanca, las olas, el ruido. La secuencia se asemeja a la lucha por la vida. Lo intuyo en ese pretender adueñarse de la arena, con la constancia de una y otra ola o en la herida abierta contra la dureza inamovible de la roca. El otro, el de alta mar no me inspira confianza. En la lejanía, donde el horizonte, parece estar en calma y sin embargo, de un sólo bocado puede devorar barcos y hombres.
Desde el Levante de España, España, otra de mis locas pasiones, evoco el mar bravo, contra la orilla y la roca, de una playa lejana, Doniños (no recuerdo como se escribe en gallego), de El Ferrol de Caballerozp y de otros. El volteo de sus olas que sin piedad arrojaban niños y adultos a la orilla, siempre a la orilla para que sin temor volvieran al combate cuerpo a agua. Y evoco aquella roca erosionada por siglos de enfrentamiento con el mismo agua, a la que yo contemplaba extasiada componiendo poemas imaginarios a la doble bravura, la del mar y la de la piedra enrocada.
Y remontando, sigo en mi evocación, con otro mar del Norte, aquel de mi niñez santanderina ( lo de cántabra no evoca) en Suances, se llamaba de Los Locos, porque en tiempos debían rebajar en ella los excesos mentales. A espaldas del castillo que fue de mis parientes, donde jugábamos a intrincadas aventuras. Hoy adquirido por manos ajenas, pintado de rosa y travestido en hotel. Un castillo no posee la fuerza de la roca para resistir los embates de la vida.
Y, también desde el mar , quiero contradecir a Arcendo en un sólo punto de su estimulante post, publicado este 1 de Abril, Sí es tiempo de lírica, lo siento querido amigo, sin lírica no se puede vivir porque ella alimenta el espíritu, fortalece y eleva para aprender a buscar lo bueno en lo malo, lo fuerte en lo débil, lo bello en lo feo, lo heroico en lo diario... . Líricos fueron San Juán de la Cruz, Santa Teresa... . Y no creo que sus tiempos fueran mejores que los nuestros. Y, por añadidura, ¿No rebosa lírica "La Hoja del Arce"?.
Hasta en Cristóbal Colón supo encontrar Gregorio Marañón su parcela de lírica. Cuenta Marañón en el prólogo que escribió a una de las ediciones del diario de Colón que. cuando estaba a punto de ser arrojado al mar por su tripulación, el descubridor escribía en su diario algo así como: (no es textual porque no lo recuerdo pero cuando llegue a Madrid lo rectificaré):
"Y era tan placentero en el mar el gusto de la mañana que sólo faltaba el canto de los ruiseñores". Y el gran navegante ya había pactado: tierra o linchamiento. A ruiseñores debió sonarle el grito de Rodrigo de Triana. Añade Marañón que sin duda Colón fue un poeta y por eso pudo descubrir un Nuevo Mundo.

3 comentarios:

Oscár dijo...

que bontio milito, muy bonito, a mi me gusta todo tipo de agua tb!....

Caballero ZP dijo...

No hay nada tan bonito e interesante como el mar, evidentemente después de las personas y animales.
El otro día Elentir también hablaba sobre él, como la gente se acerca en pleno invierno y permanece abducida dentro de sus coches, contemplando la grandeza del mar.
Militos lo has escrito perfectamente Doniños y para quien quiera saber más, puede leer en Aguabeya la leyenda que rodea al lago que se encuentra a escasos metros de la playa.
Saludos
P.D. Gracias por acordarte de mí al pensar en Ferrol.

ARCENDO dijo...

Te contesto por email.

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