domingo, 20 de octubre de 2013

ENFRENTAR EL DOLOR







Nadie puede dar una receta mágica para  enfrentar el dolor. El dolor  es algo que nadie puede obviar porque de una manera o de otra forma parte de nuestra existencia, Nacemos con dolor y morimos con dolor. Entre uno y otro hecho nuestro caminar es una continua alternancia entre dicha y dolor.

A estas alturas de la vida es poco inteligente negar que tenemos que convivir con él,  será físico o moral, espiritual, interior o exterior, dolor propio o compartido con otras personas, a las que vemos sufrir  y para las que, la mayoría de las veces, no encontramos solución ni palabras con que aliviar sus dolencias. Simplemente nos vemos obligados a permanecer a su lado en silencio, padeciendo con ellas, com-padeciendo, sin otra cosa para ofrecerlas que nuestro amor y apoyo.

Por esta realidad estamos comprobando como familiares, amigos y conocidos tienen que recurrir cada vez más a la ayuda de psiquiatras o psicólogos, en ciertos casos muy necesarios y es de agradecer que hayan proliferado tanto en los últimos tiempos porque el hombre anda en ocasiones muy descentrado; la sociedad actual con todos sus problemas resulta a veces asfixiante y no es de extrañar que hasta el más fuerte se sienta desfallecer, puede ocurrirle a cualquiera, aunque lo más doloroso sea que no se quiera recurrir a los medios espirituales de toda la vida que tanto han paliado el dolor de cualquier clase en otras épocas y que tanto ayudan a superar esos trances que nadie quisiera tener que sufrir.

 No me importa confesar, que a mí, al menos por ahora y gracias a Dios, la consulta al psicólogo no me sirve, sé que aún somos muchos los que preferimos acudir a ese lugar recogido del confesionario o a la dirección espiritual con sacerdote o llevada a cabo por personas cualificadas para ello, donde además de abrir tu alma con "sinceridad salvaje" (palabras de San Josemaría) sabes te conducen a Dios.
 
He de reconocer que, a lo largo de mi larga vida, he pasado, como todo el mundo, por todo tipo de trances y toda clase de dolores, entre otras cosas porque he amado mucho y alguien me dijo un día que el amor y el dolor son hermanos siameses,  supongo que aún me aguardan unos cuantos más. Sin embargo, nunca supe enfrentar y dar la cara al dolor de manera simplemente humana. El dolor por el dolor me parece insoportable.
 
Que nadie se enfade conmigo, no estoy contra la Psiquiatría o Psicología, únicamente puedo superar lo doloroso, sea cual sea su esencia y su duración en el tiempo, de la mano de Dios y a los pies del Crucificado.
Sólo así se puede exclamar con San Josemaría: "Bendito sea el dolor._Amado sea el dolor._Santificado sea el dolor... ¡Glorificado sea el dolor!
 
Pero, insisto, entiendo que cada persona es un mundo y hay necesidades patológicas que precisan una atención médica.

3 comentarios:

Rosa dijo...

¡Hola Militos! Estoy de acuerdo, Dios es siempre al que tenemos que acudir, lo que da sentido al dolor, a la Cruz de cada uno.

También creo, porque lo he visto, que existen enfermedades, como puede ser la depresión, que son graves y que deben ser tratadas por un psiquiatra, porque necesitan medicación, no pueden dejarse de tratar. Igual que un traumatólogo entiende de huesos, etc, etc... En España creo que no tenemos educación suficiente para ver esto: que es una enfermedad, y debe tratarse, como si enfermas de el corazón, etc... Otra cosa es que a la mínima, si no nos encontramos bien, o estamos lo que se llama "depres", acudamos enseguida al psicólogo o al psiquiatra, aquí no estoy de acuerdo, porque no es fisiológico, es distinto. Estoy convencida: Dios nunca nos da lo que no podamos soportar, y el mejor remedio es hablar con Dios, rezar (el Rosario, jeje), aquí no vale el psicólogo o el psiquiatra. Solo Dios da sentido al dolor. También creo que la mejor "medicina preventiva", antes de caer en una depresión grave, es hablar previamente con el Señor. La oración es la llave de todo.

Hoy, estuvimos hablando en clase, otra vez, me "frieron" a preguntas, sobre las declaraciones de esta chica que nos dejaste en la entrada anterior. Ni te imaginas todo lo que les ha hecho pensar. Lo que las abuelas aportan a esta sociedad, es un caudal inmenso, son las que sostienen, en muchas ocasiones, la fe de sus nietos, las que les llevan a Misa, las que de verdad se preocupan, lo veo en catequesis. Los padres pasan en muchas ocasiones, las abuelas no pasan, siguen, y ellos las valoran muchísimo, se dan cuenta de lo importante que es.

La generación de mujeres que tuvo acceso a la Universidad en la época de Franco, por creerse muy progres o lo que sea, muy modernas, dejó de transmitir la fe. Menos mal que están las abuelas, lo digo con toda el alma, porque lo veo, día tras día. Hoy me decían: Rosa, cuánto hubiéramos dado porque alguien nos hubiera dicho esto antes. Hemos cometido tantos errores. Errores los cometemos todos, y estos jóvenes solo esperan, ÁVIDOS, que alguien se comunique con ellos. No pasan de nada, absolutamente de nada. ES un cuento esto, a lo mejor, los que hemos pasado somos los mayores. Las abuelas están ahí, menos mal.

Gracias Militos, porque dices verdades como puños y nunca pasas de nada.

Un beso, querida Militos, muy grande. Me he pasado con el comentario, pero quería contártelo, fue precioso lo vivido hoy. No llegamos a explicar la iconografía del arte paleocristiano, pero creo, que necesitaban más, hoy, hablar de esta "iconografía". La clase de arte es un tesoro. Las humanidades son un tesoro, muy necesarias en este mundo tan tecnificado. Nunca dejo de agradecer a Dios esta vocación.

Militos dijo...


Rosa, claro que estoy de acuerdo en cuanto a las enfermedades reales que necesitan la Psiquiatría; nada que objetar.

Tu vocación es un tesoro, el Arte un medio maravilloso para llegar a Dios, no me extraña que des gracias por ella.
Me gusta mucho tu largo comentario y te lo agradezco, aporta mucho.

Yo también soy abuela y de la generación universitaria de Franco, de los años 50, claro, JAJA,,,, hasta teníamos clase de Religión en los dos o tres primeros cursos de Universidad.

Es necesario transmitir la fe en la familia, creo que esa es la primera evangelización que se debe hacer.

Muchas gracias, Rosa, es un testimonio muy bueno el que me has dejado.
Un beso enorme.

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Buenas noches Milagros.Muy buena entrada y complicada de comprender, en un mundo donde nadie quiere sufrir por nada y más está sufriendo por más que no quiera.
La ausencia de Dios en el medio familiar, donde el tema es tabú y hacen callar a las abuelas por ser unas carcas. Eso me lo decía un joven de 25 años que vino a mi correo y me dijo que en su casa no se hablaba de religión y que a la abuela...pues eso, que estaba fuera de combate.
La vida trae sufrimiento y alegrías y hay que saberlas campear.
Antes cuando uno estaba deprimido iba al sacerdote y si el consideraba que era tema de atención médica, la encauzaba a hacer una visita.
Hoy, me encuentro que los confesionarios están vacíos y los psicólogos con trabajo.Hemos cambiado nuestra manera de concebir la vida, estamos acomodados y un simple alfiler, es como una espada.
Y a pesar de todo...digo que el dolor es necesario para ser fuertes, se aprende mucho del sufrimiento y sobre todo a comprender a los demás.
Gracias, por hoy ya he sufrido bastante !jaja!humor no me falta.
Un gran abrazo
Sor.Cecilia

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