Son esos pequeños recuerdos que te vienen como flases de un pasado infantil que fue muy feliz, a pesar de la estrechez con que vivimos en la posguerra española. Entiendo que para nuestros padres debió ser muy duro sacar adelante a seis hijos en aquellas condiciones, pero para mi padre lo más importante era el darnos una buena formación, no sólo en cuanto a enseñanza cultural, sino también religiosa por lo que los seis, tanto chicos como chicas tuvimos la suerte de asistir a buenos colegios de religiosos y religiosas, lo que en aquellos momentos suponía la renuncia por parte de mis padres a llevar una vida más holgada. Si bien es verdad que, gracias al buen gobierno de España en unos años, próximos a 1950 el progreso económico fue de todo punto extraordinario. Los seis hermanos, pudimos acceder a estudios superiores, el mayor a una Ingeniería, dos a la Escuela Naval Militar y las tres mujeres a la Universidad.
Son esas cosas que cuando están sucediendo no te das cuenta de su importancia y es cuando pasan los años que caes en lo mucho que debes a tus padres. En mis tiempos tampoco era muy frecuente que la mujer fuera a la Universidad, la prueba era que de veintitantas alumnas que hicimos el Bachillerato en mi clase, sólo nueve accedimos a ella. Aprovecho hoy que ya no los tengo conmigo para agradecerles su dedicación y sacrificio por ese empeño de mi padre en darnos lo que para el era tan importante, incluso se daban las circunstancias de que sus propios amigos y compañeros le aconsejaban que las "chicas" nos quedáramos en casa porque total para qué estudiar si tarde o temprano nos casaríamos. He de reconocer que esa era la mentalidad casi general de aquellos tiempos.
Bueno, esto es un desastre, ya que la idea de este post era laa de dedicarlo al sacerdote que nos impartía la clase de Religión en el colegio, D. Mariano se llamaba, y me he ido por los "Cerros de Úbeda."
Don Mariano, era un devoto y apasionado seguidor de Fray Luis de León y nos hacía leer en clase y aprender sus hermosas poesías tan llenas de Amor divino. El hecho es que ayer, sábado16, leí en ese mágico librito de el Magníficat la que más recordaba unida a nuestro profesor quien seguro e se encuentra ya junto a Dios. Hoy, día de la Ascensión, la traigo a mi "De Dentro" como homenaje y recuerdo a quien fue el primero que me hizo disfrutar de ella.
¿Y dejas, Pastor Santo,
tu grey en este valle hondo, oscuro,
en soledad y llanto;
y tú, rompiendo el puro
aire, te vas al inmortal seguro?
Los antes bienhadados
y los ahora tristes y afligidos,
a ¿tus pechos criados,
de ti desposeídos,
¿a donde volverán ya sus sentidos?
¿Qué mirarán los ojos
que vieron de tu rostro la hermosura
que no les sea enojos?
Quién gustó tu dulzura,
¿Qué no tendrá por llanto y amargura?
Y a este mar turbado,
¿Quién le pondrá ya freno?¿Quién concierto
al fiero viento, airado,
estando tú cubierto?
¿Qué norte guiará la nave al puerto?
Ay, nube envidiosa
aún de este breve gozo ¿qué te quejas?
¿Dónne vas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay nos dejas!
Fray Luis de León
No hay comentarios:
Publicar un comentario