viernes, 19 de marzo de 2010

CONVERSIÓN


Queridos amigos: voy a estar cuatro o cinco días en el campo y antes de irme quiero reflexionar con vosotros algo sobre la Cuaresma y la conversión del alma a Dios.

QUÉ ES LA CONVERSIÓN?
La conversión es poner a Dios en el lugar que le corresponde, tanto en mi vida interior o espiritual, como en la exterior o material. No se trata de quitar esas menudencias de mi vida que no agradan a Dios, sino centrar toda ella en Dios. Lo verdaderamente importante no es lo que nosotros hacemos por Dios, sino lo que dejamos que Él haga en nosotros.
En su caminar por la tierra Jesucristo nos dejó bien claro el ejemplo a seguir. No encontraremos ningun modelo humano perfecto al que imitar porque tarde o temprano terminaría por defraudarnos. La vida de Jesucristo en la tierra y la doctrina que nos ha dejado son y siempre lo serán, el mejor ejemplo a seguir, el único que ha de movernos a la conversión.

¿CONVERTIRNOS A QUÉ?
Convertirnos a Dios, a través del modelo de su Hijo, Jesús; a seguir su vida, a hacer la nuestra semejante a la suya. Ese es el único camino que nos llevará al Padre. La única intención que guió al Maestro en su predicación y en su forma de pasar haciendo el bien, fue la de reflejar el amor del Padre hacia los pecadores, hacia nosotros. Amor de perdón y misericordia por muchos y grandes que sean nuestros pecados.
Convertirse a Dios, es luchar contra la tendencia a edificar nuestra vida en torno al propio YO y aprender a colocar en el centro de la misma a Dios.
A San Josemaría, hoy habrá celebrado su santo junto a la Sagrada Familia, le gustaba decir como jaculatoria:
"Es necesario que Tú subas y yo baje"

San Agustín explica maravillosamente esta diferencia en la manera de centrar la vida:
"Dos amores fundaron, pues, dos ciudades, a saber: El amor propio hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí propio, la celestial. La primera se gloría así misma. la segunda se gloría en el Señor. Aquella solicita de los hombre la gloria; la mayor gloria de ésta se centra en tener a Dios como testigo de su conciencia.
(La ciudad de Dios XIV, 28)

¿CUAL ES EL PRIMER MOTOR DE LA CONVERSIÓN?
El primero y único motor para una conversión verdadera es el amor a Dios. Y esta no consiste en que, de la noche a la mañana, decidamos dejar de ser malos o regulares para empezar de golpe a ser buenos. Convertirse es reconocer ante Dios que somos infieles y olvidadizos; reconocerlo ante su presencia y ante su misericordia de Padre amante de sus hijos.

La conversión no se da por ciencia infusa, la Cuaresma, que ya está avanzada, es el impulso para convertirse a Dios, pero exige un esfuerzo continuado y una perseverancia, si la meta que perseguimos es la santificación. Y no lo olvidemos, de mi conversión, de mi comportamiento con Dios y con los demás, dependen muchas cosas grandes.
Termino con un punto de Camino que llama a esa perseverancia:

"La conversión es obra de un instante, la santificación es obra de toda la vida,"
(285, Camino)

Os deseo a todos un feliz día de San José.

¡¡Muchas felicidades a quienes celebren hoy su santo !!

2 comentarios:

ARCENDO dijo...

Precioso post, digno de reflexionar durante varios días... tantos como sentiremos tu ausencia...
Aunque todavía un pelín cabreado, no te preocupes que aquí estoy yo, para regar tus vergeles. Espero que entre las lluvias que se anuncian, me ayuden a no agostarlos. BESIÑOS SOLITARIOS.

ARCENDO dijo...

BIEEEEEN, que alegría que exista esa tecnología llamada portatil y que alegria más grande saber que alguien lo ha portadoooooo. BESIÑOS AGRADECIDOS Y ACOMPAÑADOS.

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