martes, 19 de agosto de 2014

MARTES CON ARCENDO, 29 DE AGOSTO DE 2012


LA BUENA DUDA


Quizás forme parte de nuestra naturaleza, "Hombres de poca fe", "hombres de dura cerviz"..., así somos; así que también a mí, me sobreviene de vez en cuando -la duda-.
Creo que hasta al más devoto, -máxime cuando llegan las pruebas difíciles-, en algún momento de su vida, tiene esa lógica tentación, en la que somos asaltados por la gran DUDA:
"Me da miedo pensar que lo que creemos,  no sea cierto", "Me da miedo descubrir que mi fe no es más que un acomodamiento psicológico que me convence a creer que todo va a estar bien…¿que pasa si esto no funciona?, ¿Que pasa si realmente DIOS no existe?"

Lamentablemente muchos toman la simple idea de experimentar dudas como una evidencia de falta de fe, de ahí que a menudo nos pueda surgir la pregunta de si ¿Podemos llegar a dejar de ser hombres y mujeres de fe si tenemos dudas?... ¡Yo creo que no!, lo que ocurre es que al razonamiento puramente humano, le cuesta llegar a donde la fe llega.

Nuestra fe no es una fe sin fundamentos, los católicos no somos marionetas que bailan al son que nos toquen. Dudar, preguntarse, querer saber, razonar en definitiva, son facultades inherentes al ser humano, por eso... en este punto conviene recordar que una de las características comunes en las sectas es la prohibición de cuestionar lo que enseña el líder, afortunadamente la Iglesia Católica no es ninguna secta, porque además respeta como ninguna otra institución la libertad y la naturaleza humanas.
"La duda" es parte de una lógica crisis existencial, que debe ser resuelta y superada en la convicción de la superioridad del DIOS en el que creemos. En la certeza de que siempre habrá enigmas, misterios, cosas que por nuestra limitación humana, van a permanecer sin que nunca lleguemos a entender.
NUNCA podremos comprender la infinidad de Dios en nuestras pequeñas cabezas.

Sin embargo..., lo que hay que tener claro es que la grandeza de DIOS es equiparable al AMOR que nos tiene, ¡lo demostró en LA CRUZ!. Así que..., nada humano le es ajeno, le preocupamos y también le importan nuestras dudas. Basta recordar al DIOS más cercano, instando a Santo Tomás a aclarar su duda con sus propias manos, cuando este quiso "ver para creer"; ahí no hubo condena alguna, solo comprensión, solo amor...

Por todo eso, creo que es muy sano vivir con esas dudas, porque precisamente en medio de esas dudas, es cuando DIOS actúa, y es cuando al superarlas (por la oración y los Sacramentos), nuestra fe se fortalece más. Una vez leí que... “No existe una fe genuina, sin una duda genuina”, posiblemente sea así; está en nuestra naturaleza, preguntar.
De tal modo que no debemos ahogarnos en situaciones que nos hagan dudar y cuestionar lo que creemos. La fe es un don, pero la fe es la combinación entre la duda del hombre y la respuesta divina de Dios.
La prueba inequívoca es que a lo largo de la Historia también hemos visto a los hombres de DIOS, a los santos,  llenos de dudas, pero al final  la respuesta de Dios siempre fortaleció mas su fe, porque sabían que solo podía venir de alguien que era mucho más grande que ellos:
"Jesús le dijo: Para quien cree, todo es posible.» Al instante, el padre del muchacho exclamó: «¡Creo! ¡Ayúdame en mi incredulidad!" (Marcos 9:24,24)

Concluyendo..., tener dudas no es motivo de alarma, sino oportunidad de superación.
Creo que tratar este tema, el tema de LA DUDA, precisamente en el pórtico del AÑO DE LA FE, -y concretamente en este momento exacto de mi vida, es bien apropiado, porque no hago más que trasladar mi vivencia, desnudar mi sentimiento.
Y la verdad es que ahora más que nunca estoy convencido de que no debemos procurar para nuestra Iglesia del siglo XXI la fe del carbonero, como decía Unamuno; pero... la fe tampoco es producto exclusivo de la razón, por tanto no debemos sostener un racionalismo frío ante la religión, en el equilibrio está la solución, DIOS es el fiel de la balanza.
La fe no es la razón, pero es razonable..., y así debe ser, de esa manera la duda es lógica y solo en DIOS se supera. Resulta irónico que cuanto más libre me encuentre para dudar de mis creencias, más libre soy para aferrarme a esa fe personal en Dios... ¡DIOS ES ASÍ DE GRANDE!


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3 comentarios:

MDR dijo...

Gracias Mili!!
Me gustó mucho DTB!!

Rosa dijo...

¡Hola Militos! qué alegría verte; regresamos hoy de la montaña y, como siempre, qué alegría leer a Hoja. Militos, esté donde esté, nunca os olvido. Maravillosa reflexión. Os quiero muchísimo.
Es cierto todo lo que Hoja dice, sigue en la "brecha", ayudando siempre.
Querida Militos ¿estás bien, verdad?, desde la montaña no me puedo conectar, pero me viene muy bien descansar y pensar. Ay Militos cuánto agradezco a Dios este regalo de encontraros, te lo digo siempre porque es la pura verdad. En la montaña lo reflexiono tanto lo que me ha sucedido desde que os encontré, es tan importante...
No conocía esta entrada y es oro molido. ¡¡¡Gracias!!!, sois dos personas extraordinarias.
Mañana nos vamos otra vez unos días a la montaña, con mi madre y mi suegra, mientras tanto te dejo un beso enorme y otro para María que siempre la veo como compañera en los comentarios, me alegro tanto de encontrarla...

Besiños del alma, mi querida amiga, sois hermanos del alma.
Os quiero mucho, mucho.

MDR dijo...

Yo también me alegro mucho de encontrarte por aquí Rosa.
Quiera Dios que estés muy bien y bajes fortalecida como Moisés.
DTB!!

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