martes, 29 de abril de 2014

MARTES CON ARCENDO, LITERATURA

 
 
 
Uno de las cosas  de Arcendo que  me entusiasmaron desde que conocí La
 Hoja del Arce,  fue su capacidad enciclopédica para saber de todo y enseñar de todo, por ejemplo,  el Arte siempre me gustó de manera intuitiva, pero con él aprendí a mirar y valorar la pintura de forma distinta.  En cuanto  a Literatura me sentí desde el primer momento identificada con él, los escritores y las obras que describía coincidían absolutamente con mis preferencias. Mi debilidad era esa serie de entradas que el Capitán denominaba: "Al rescate de los nuestros," entre los que se encontraban los mejores para mi, por desgracia olvidados en el desván de la memoria. De esa serie hoy elijo a Don Miguel de Unamuno, por el que siempre sentí  más que admiración, respeto y reverencia.
 
También tengo que confesar que en principio difería en cuanto a un autor que a nuestro insigne bloguero apasionaba, Tolkien, pero ante el que no tuve más remedio que rendirme por su insistencia en traerlo a su bitácora y por las sabias enseñanzas que sobre el mismo fue dejándonos. 


martes, 29 de abril de 2008



 
Si el otro día glosábamos la figura de Eugenio d´Ors, gran español y gran catalán, hoy vamos a traer a la memoria a un vasco de enorme transcendencia en la literatura y el pensamiento español. Hoy vamos a hablar, nada menos que de D. Miguel de Unamuno.
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Unamuno fue una de esas especies raras (yo diría que única) de intelectual puro que nunca se dejó encasillar. Pensador, filósofo, novelista, dramaturgo y poeta fue una de las referencias intelectuales de su época y, todavía sigue siendo hoy, uno de los pensadores más influyentes
Dotado de una personalidad contradictoria hizo de la constante duda el motor de su agitada vida y de su rica obra.
Doctor en filosofía, catedrático de griego, rector de la Universidad de Salamanca (por dos veces), exilado, comprometido, maldito, transcendente y genial, es uno de los pensadores más profundos y originales que ha dado el mundo.
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Unamuno, concibe su existencia a partir de la vivencia particular y profunda del anhelo de trascendencia. Vive en continua búsqueda, cuestionándose, sin descanso, por el sentido de la vida. Sus meditaciones juegan un papel fundamental en su obra, la idea de la inmortalidad y de Dios, son el grito desesperado de su alma que necesita desesperadamente el encuentro con su creador.
Unamuno siempre dudó, pero esa duda era también un anhelo profundo de creer.
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Fue Unamuno, posiblemente la figura más compleja de la Generación del 98, su obra es muy amplia y variada, ya que recorrió con suma creatividad todos los géneros literarios. Fue principalmente, un hombre que pensó y que con su obra hizo, hace y hará pensar.
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Ahora bien, fue siempre una figura polémica y apasionada, extremista, inquieta, de notable valentía y coraje, y de cruel veracidad. En vida, no fue precisamente un personaje grato, aunque sí popular.
Menéndez Pidal fue el primero en decirlo: "Con Unamuno el diálogo se convertía pronto en un monólogo". Pío Baroja, amargo, en sus "Memorias" confirmó esta versión posteriormente: "Unamuno no hubiera dejado hablar, por gusto, a nadie. No escuchaba. Le hubiera explicado a Kant la filosofía kantiana, a Poincaré lo que era la matemática, a Plank su teoría de los quanta y a Einstein lo de la relatividad...". Nada más cierto: en sus relaciones, Miguel de Unamuno fue siempre impertinente y no tuvo el menor reparo en obviar todo lo no tuviese que ver con sus propias inquietudes intelectuales y religiosas, transmitidas posteriormente en cada uno de sus escritos como una sucesión de relámpagos nocturnos.
Es innegable que un hombre como él, hecho en la medida de sus arrebatos, no pudo menos que mantener una constante polémica con su entorno. Baste como ejemplo la que sostuvo con José Ortega Y Gasset durante años. Desde que supieron el uno del otro, el desencuentro fue total.
En su tiempo fue detestado, criticado, admirado; pero en cualquier caso, indispensable.
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Unamuno también fue un poeta genial. Algunos lo consideran como uno de los mejores poetas líricos españoles de su siglo. Fue hondo y fecundo, pero siempre "unamuniano", es decir, muy suyo, inconfundible. En su poesía, Unamuno se deleita, se confiesa, se abre, nos muestra su amor familiar y religioso sinceros; su debatir y debatirse continuo consigo mismo. Pero, lo que si es verdad, es que, a los lectores, su poesía nos zarandea y nos azota, haciéndonos partícipes de sus propias dudas y angustias espirituales, como también es sus "ternuras" humanas.
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En su vida pública, fue igual de contradictorio, siempre fue a contracorriente. Así como, ante la Guerra Civil, la intelectualidad española tuvo un cambio de actitud. Unamuno siguió el camino opuesto.
En su mayor parte, los intelectuales de la época, se encontraban en la España republicana al ocurrir el alzamiento. Y prácticamente todos firmaron un manifiesto en el que se pedía apoyo para la República. Las firmas de este manifiesto incluían las del médico y biógrafo doctor Marañón, el embajador y novelista Pérez de Ayala, el historiador Menéndez Pidal, y el prolífico escritor y filósofo José Ortega y Gasset. Sin embargo, ante las atrocidades republicanas y la creciente influencia de los comunistas estos hombres, que habían tenido parte importante en la creación de la República en 1931, aprovecharon cualquier oportunidad que tuvieran a su alcance para marchar al extranjero, y una vez allí, retirar su apoyo a la República.
En cambio Unamuno, como rector de la Universidad de Salamanca, se encontró al principio de la guerra civil en territorio nacionalista y apoyó al movimiento nacionalista en su "lucha por la civilización contra la tiranía". Sin embargo, aunque al principio saludó de buen grado, la sublevación del ejército español del general Franco, posteriormente les censuraría públicamente, en un acto celebrado en la Universidad de Salamanca, en su famoso comentario “venceréis, pero no convenceréis”.
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Probablemente, el motivo de tales y tan constantes cambios, estaba en su afán sincero de continua búsqueda de “lo mejor”. Siempre fue el hombre comprometido, participativo y preocupado por su entorno. Su preocupación incesante por España, es un hecho que refleja muy bien su frase “¡Me duele España!”.
Esta preocupación de este gran vasco, por España se manifiesta también en sus ensayos “En torno al casticismo” (1895), “Vida de Don Quijote y Sancho” (1905), donde hace del libro cervantino la expresión máxima de la escuela española y permanente modelo de idealismo, y Por tierras de Portugal y España (1911). También son frecuentes los poemas dedicados a exaltar las tierras de Castilla, considerada la médula de España.
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Dios y España, están presente en toda su producción literaria, son sus dos grandes preocupaciones. Cultivó todos los géneros literarios. Entre sus obras podemos destacar: las ya nombradas, “En torno al casticismo” y “Vida de Don Quijote y Sancho”, y además, “Del Sentimiento Trágico de la Vida”, “Niebla”, “Abel Sánchez”, “La Agonía del Cristianismo”, “La tía Tula” y “San Manuel Bueno, Mártir”. En poesía, además de muchas sueltas, sobresalen “Los Salmos” y “El Cristo de Velázquez”. Y en teatro, “Medea” y “El hermano Juan”.
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Sin duda, D. Miguel, fue un personaje singular y además ejercía de ello. Vestía con gran ascetismo, no usaba corbata ni sombrero. Le bastaba un sobrio traje azul, que nunca se supo si fue el único, y unos zapatos bajos. Mantuvo matrimonio leal con Concha Lizárraga, que le dio la friolera de ocho hijos. No fumaba ni bebía. Se bañaba de madrugada, con agua helada. A las ocho de la mañana, puntual e invariablemente, daba su clase de griego, sin seguir programa alguno, y al terminar ésta contestaba su correspondencia, que no debió ser poca si se considera su anhelo de saber y decirlo todo; ya por la noche...dicen sus biografos que la dedicaba a pensar y escribir todas las maravillas que nos ha dejado.
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Como hemos dicho, Dios y España fueron las constantes en la incógnita permanente en la vida y la obra de Unamuno. A día de hoy, habrá a quién, todo esto le sobre, pero a mí me ha parecido necesario hoy, recordar al pensador que trató de asir con fuerza, aunque sea desde la duda, estos dos grandes conceptos universales.
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Por fin acabo con dos hermosas referencias suyas, la primera pertenece a su obra “NIEBLA”:
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“¡Pues sí, soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo, y el españolismo es mi religión, y el cielo en que quiero creer es una España celestial y eterna, y mi Dios un Dios, el de Nuestro Señor Don Quijote, un dios que piensa en español y en español dijo: ¡sea la luz!, y su verbo fue verbo español…!”.
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Y la segunda es un gran poemita suelto, que con seguridad, ya se habrá hecho, misericordiosa realidad, pues D. Miguel, hace tiempo, que cruzó el umbral de la eternidad, y está ya en el cielo añorado de los hombres justos:
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“Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar;
la hiciste para los niños.
Yo he crecido, a mi pesar.
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Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad,
vuélveme a la edad bendita
en que vivir es soñar”.
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Pdta. Referencias. Para Saber más:
Biografía (Aquí).
Bibliografía selecta (Aquí).
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3 comentarios:

icue dijo...

Cuantas cosas aprendimos todos de Arcendo, y cuantas podemos aprender ahora tomando modelo de lo que hacia, como tu muy bien haces.
Que nos ayude desde el cielo, primero a su familia y despues a sus amigos.
con todo afecto

MDR dijo...

Arcen sabía mucho.
Gracias Mili.

Rosa dijo...

Más exacto, mejor, no puede decirse. ¡Qué delicia!

Lo mismo me sucedió con Tolkien, es una delicia leerlo...y lo que dice de D'Ors...todo...un excelente comentario...¡matrícula de honor! ¿te acuerdas?

Gracias mil, querida amiga.

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