miércoles, 30 de mayo de 2018

HOY CON ARCENDO, SIEMPRE ALEGRES

7 DE SEPTIEMBRE DE 2011

ALEGRIA EN TIEMPO DE ADVERSIDAD
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A pesar de la enorme explosión de fé experimentada este verano en Madrid, no nos podemos dejar engañar. En Europa, en todo occidente el ambiente no es el más propicio. Los medios, casi nunca son afines. Sea cual sea la propaganda, casi siempre lleva una carga adicional de negatividad contra la religión, especialmente contra el catolicismo.
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Y además, creo que precisamente por eso... el Papa ha querido celebrar en Madrid, estas alentadoras Jornadas. Para mostrar la cercanía de toda la Iglesia con los que más lo necesitan. Para nosotros, aquí y ahora, que tan necesitados de DIOS estamos.
El Papa ha venido para que podamos sentir profundamente la comunión de los santos, de la que nos habla el Credo; para mostrarnos el consuelo de la luz, incluso en medio de toda esta oscuridad tan aplastante.
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Sería de tontos no reconocer, lo que tenemos delante de los ojos. Lo que nos quieren meter, hasta con calzador.
"Tengo una hernia discal, dos operaciones de próstata y ¡tres divorcios!, debería estar jugando al dominó y contando batallitas a los nietos y aquí estoy esperando una de las grandes..."
Así dice un anuncio de una conocida marca de congelados, que ultimamente están emitiendo, hasta la saciedad, por todas las televisiones.
Seguramente... dicha empresa tratará de animar, con esta publicidad, a los más talluditos de sus clientes a comprar, potenciando el efecto, supuestamente, sanísimo de sus productos.
Que duda cabe que, estamos en una economía de mercado y como cualquier empresa están en su derecho de intentar convencer, pero.....
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Lo primero que se me ocurre tras visionar dicho spot y al margen del aspecto moral, es que a veces sería bueno pedir al marketing y a la publicidad algo más de "realismo". La ficción efectivamente es libre y legítima, pero no debería ser tan engañosa...
¿Quien se puede creer que, el viejecito en cuestión, es capaz de saltarse el "olón" padre con su tablita de surf, con esa pila de años y con dos operaciones y una hernía...???
No me lo creo, ni aunque el anciano se engulla un suculento y nutritivo medallón de merluza de la marca de marras
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No obstante... lo que me parece más llamativo, por llamarlo de algún modo, es la tremenda "rendición" de los publicistas, al -pensamiento único-.
¿Por qué tiene que ser el abuelito "guay" el más casquivano de toda la comarca?
¿Por qué fomentar la imagen de ese viejo "mariposa", que ... ya ha picado en tres flores, que se sepa?
Yo no pido, -aunque sería deseable- que un anuncio de productos congelados sea un canto a la fidelidad conyugal, pero si pido que tampoco, sea lo contrario.
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Sin embargo, este es solo un ejemplo de como, poco a poco, el "stablishment" va minando todos los sectores. Hasta los más cotidianos, y eso es para que nos vayamos acostumbrando, para que vayamos borrando de nuestra mente las diferencias entre bueno y malo, entre mal y bien. Y la televisión..., es su arma más eficaz:
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Rara es la serie española actual, que no critique a la familia tradicional.
Extraña es cualquier película española subvencionada, en la que no aparezca alguna escena de cama, a ser posible adulterina y lo más explícita posible.
Difícil es ver ya alguna tertulia en la que no se critique a la Iglesia.
Todos se han imbuido de esa tendencia "politicamente correcta".
Cada vez es más frecuente, que incluso en un aparentemente inocente concurso, el presentador o cualquiera de sus concursantes... sean homosexuales "orgullosamente" declarados.
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Vuelvo pues, al inicio del post, porque necesito luz. No puedo quedarme en esta oscuridad, que ya me aterra. Por eso me es indispensable recordar que siempre, en medio de la noche brilla solo, el que es justo y compasivo: Cristo el Señor.
Así, como conclusión, he de decir que me quedo con la paradójica idea de que tenemos que ser también, un poquito, como ellos:
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Si ellos pretenden -minar- nuestro modo de vivir, introduciéndose en todos los sitios. Nuestra labor será entonces DRAGAR todos los corazones, INUNDAR todas las estructuras con el inefable AMOR  de DIOS.
Lo diré pues, según el mandato evangélico:
"Vosotros sois la sal de la tierra", Es decir... tenemos que ser para todos, y estar en todos "los cocidos".
"Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad"
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De tal manera que, consecuentemente no podemos permanecer en una inoperante tristeza que no nos lleva a ninguna parte. Estamos aquí, para dar luz..., para alumbrar con la alegría de la fe, a esta sociedad ciega de DIOS.
Por eso precisamente esa alegría vibrante y comprometida que estalló en nuestras calles durante los días de la JMJ, tiene que ser, el motor, hasta el mismo final de nuestros días terrenos.
“Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis, alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto...”
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Nuestra fe es toda una invitación a levantar el ánimo. En la JMJ hemos experimentado que somos el Pueblo de la alegría, el Pueblo de la luz, por eso en medio de todas las oscuridades y aspectos tenebrosos que acosan la actualidad, todavía oímos con nitidez esas palabras que dirigen y calman.  Esas mismas palabras que, aun dichas por dos bocas distintas, tienen exactamente, la misma voz:
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"No tengaís miedo" (Juan Pablo II, Vicario de Cristo en la tierra)
"Que nada ni nadie os quite la paz" (Benedicto XVI, Vicario de Cristo en la tierra)
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domingo, 27 de mayo de 2018

UN DÍA COMO HOY


Mi recordatorio
 
Hace mucho tiempo que no hago acto de presencia por este blog y lo lamento; pido disculpas, pero creedme, la vida y la edad  va relentizándo todo , yo no voy a ser una excepción. Sin embargo, hoy es un día muy especial para mi ya que hace más de 70 años que recibí mi Primera Comunión, dándose la circunstancia de coincidir con la festividad, día de la Santísima Trinidad , 27 de Mayo, variando únicamente el año, ya que fue en 1945.
 
Recuerdo aquel día con todo detalle, fui muy consciente de recibír a Jesús por primera vez, pero también supe que en días y años sucesivos lo iría haciendo cada vez con más frecuencia. Y digo esto porque cualquiera puede observar que, desde hace algunos años, la mayoría de los niños que realizan su Primera Comunión viene a ser la última... En varias ceremonias que he participado este mes de mayo he podido observar como los sacerdotes insisten en todo lo contrario, en la obligación de los padres de preocuparse por sus hijos para que asistan los ´domingos y días de precepto a la Santa Misa, sólo así su Primera Comunión no será simplemente una actividad social que esos niños realizan por no ser menos que los demás y por toda la parafernalia de celebración y regalos.
 
No me cabe duda que las catequistas que los preparan para este acto sagrado lo harán bien a fondo, pero son los padres quienes deben comprometerse, mientras los críos no puedan ir solos, en conducirlos al Altar cada domingo y fiesta de guardar. Es una responsabilidad enorme, de la que muchos van declinando y produce tristeza comprobarlo.
 
En nuestros tiempos teníamos que aprendernos, antes de comulgar por primera vez, el Catecismo Ripalda, pregunta por pregunta y el Obispo en persona acudía al colegio a examinarte del mismo para considerarte apto a la Comunión. Supongo que en estos tiempos parece exagerado, pero a mi generación nos vino muy bien.
 
Desde este blog, mi enhorabuena a todos los niños que ha recibido su Primera Comunión. Rezo por ellos y por sus padres para que sean conscientes de la responsabilidad que contraen con Dios y con sus hijos.
 
Antes decía que recuerdo perfectamente  los detalles de aquel día,  los buenos y los malos.    por eso voy a contar uno de ellos del que aún hoy estoy arrepentida.
Primero os pido que os situéis en aquella época, 1945, con las estrecheces propias de la posguerra..., en especial para unos padres con seis hijos, la mayoría de ellos en edad escolar, cuando no existía eso de los colegios concertados.
 
En el patio del colegio
 
El caso es que aparte de las fotografías que nos hacían en el colegio, había la costumbre de llevarte a un fotógrafo titulado que te sacaba un retrato en condiciones. Yo no quería ir y menos subirme a un tranvía vestida de Comunión, cuando algunas de mis compañeras lo hacían en taxi, el coche particular sólo estaba al alcance de unos pocos privilegiados. Como mis padres insistían en el tranvía, monté una rabieta tremenda que no me sirvió de nada y tuve que pasar por él fotógrafo y ese medio de locomoción tan habitual.
 
La foto salió fatal por mi culpa y mis lloros.
Poco más tarde me arrepentí de todo y me avergoncé de mi actitud pasando por el confesor.
 
 Queridos amigos, hasta otro día, si Dios quiere
 y que conste que os recuerdo a todos con el mismo cariño o más
de los primeros tiempos de este blog
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