MONEY, MONEY...

Pongamos que hablo de dinero. ¿Dinero? ¡Qué asco! El dinero, como decía Don Alvaro del Portillo. es como el estiercol, si se sabe utilizar puede ser el abono que haga fructificar numerosas y magníficas obras, tal el estiercol revitaliza la tierra para que broten de ella los mejores frutos.Pero el dinero almacenado avariciosamente, obtenido por medios ilícitos o empleado de manera arbitraria o injusta es sólo estiercol que huele mal, apesta a nuestras narices y hay que pasar a su lado conteniendo la respiración. ¿Y a qué viene que hoy dedique todo un post a hablar del vil metal?


La situación crítica de España ya la conocemos, pero por desgracia también tenemos noticia de los despilfarros que desde el gobierno y altos cargos públicos se siguen haciendo, por no hablar de corrupciones y prevaricaciones. Todo tan apestoso como el estiercol. Sin embargo, ha sido una llamada de socorro desde el colegio concertado del nieto - hijo que tengo conmigo, lo que me ha llevado a contemplar más de cerca esas acuciantes situaciones de precariedad que se están viviendo en nuestro entorno. Es verdad que la crisis nos está afectando a todos, pero para algunos es más fácil sobrellevarla renunciando a gastos más o menos superfluos, apretándonos el cinturón algun que otro agujero. Pero son muchos, demasiados, los que ya carecen de lo más elemental para subsistir.En efecto, la llamada de socorro que nos ha llegado del colegio no es para la propia comunidad religiosa, sino para muchos padres de alumnos, compañeros de nuestros hijos, que se hayan en paro y que no pueden atender a las más elementales necesidades de sus hijos. Es de admirar la prontitud con que la directiva del colegio ha tomado cartas en este asunto que sin duda resulta vergonzante para los interesados, proponiendo ayudas que van desde ingresos en una cuenta a envios de alimentos no perecederos al colegio que se encargará de distribuirlos sin descubrir el nombre de los interesados. Todos los años de organiza, para conmemorar la fiesta de su fundador, una tómbola en la que participamos con la entrega de regalos y tiempo y cuya recaudación, que suele ser verdaderamente importante, se destina a quellos lugares del tercer mundo donde las religiosas tienen centros de misión. Este año, la mitad de dicha recaudación se ha decidido destinarla a aquellas familias del propio colegio que se encuentran en estado económicamente agónico.
Al final de curso se recogerán los libros y uniformes que ya no utilicen algunos niños con el mismo fin.Todo esto, que me parece muy loable por parte de esta comunidad religiosa y que me imagino estará sucediendo en infinidad de colegios, me ha hecho retroceder la friolera de casi sesenta años, cuando aún España no había superado del todo la posguerra y en mi propio colegio de monjas se organizaban campañas semejantes para ayudar a algunas familias de nuestras propias compañeras.


Es triste y amenazador para un país que supo salir de aquel trance, con el trabajo y la colaboración de todos los españoles, hasta llegar a ocupar el noveno puesto entre los paises industrializados y prósperos del mundo, verse en la actualidad en claro retroceso económico e industrial, dándose la paradoja de que la abundancia de dinero existe en algunas clases sociales y políticas que se permiten clamorosos dispendios. No hay autoridad alguna que sepa recoger velas y cortar ese chorreo de dinero que subsanaría la pobreza de muchas familias. Y sobre todo que con tantos cargos públicos en el Gobierno Central y en las Autonomías no se sea capaz de encontrar las medidas necesarias y suficientes para desviar ese montante de dinero que tan mal se emplea, en auténticas fuentes de trabajo para quellos que honradamente lo buscan. Nadie quiere pedir limosna, lo que quieren es poder trabajar.Por el contrario, este gobierno se permite el lujo de propiciar el cierre de empresas en las que ya se ha invertido millones de euros, entregándo alguna de ellas a Francia, parece ser que a cambio de un sillón en la cumbre. Empresa aereonáutica que costará la pérdida de 50.000 puestos de trabajo. Todo lo que está ocurriendo en este país es un desenfreno al que nadie pone límites.

Por un lado se recortan gastos en Defensa realmente notables que llevan a nuestras Fuerzas Armadas a suprimir partidas importantes. Basta el ejemplo de lo que está sucediendo en la Armada. Por no poder mantenerlos, se va a llevar al desguace los siete barcos patrulleros que tienen la función de vigilancia de la zona del Estrecho, incluidas Ceuta y Melilla, Costa Mediterránea e Islas. Las consecuencias serán notables en la protección de las aguas territoriales, la lucha contra el narcotráfico y la inmigración ilegal. El mantenimiento de estos patrulleros, que ya están siendo desguazados en perfectas condiciones de uso, es moderadamente económico. El mando de los mismos es de Tenientes de Navio que realizan su primer mando de barco y que en adelante quedará suprimido en claro perjuicio para los oficiales de la Armada que habrán de aguardar a su ascenso a Capitán de Corbeta para poder mandar un barco, ascenso que terdará años en alcanzarse.Esto es simplemente uno de los muchos despropósitos de este gobierno, que por otro lado, para contentar a esa clase privilegiada de militares que se ha creado con el nombre de U.M.E. adscritos como quien dice directamente a Zapatero, a la que se pertenece por rigurosa selección, cuyos sueldos y prebendas ha producido malestar comparativo con sus compañeros, se destinan 120.000 euros en reformar la piscina que los mandos tienen en Torrejón. Ciertamente esta cantidad no mantendría efectivos a los patrulleros, pero ahorrando de aquí y de allá, administrando con austeridad y acierto los dineros que pagamos los españoles, se podrían subsanar muchas de la situaciones precarias y de paro laboral que están llevándonos a la ruína.

Lo dicho, el dinero, en manos desaprensivas, despilfarradoras o ineptas, apesta desde lejos.

Patrullero Laya, que intervino en la defensa del islote de Perejil, destinado al desgüace.

Primer barco de la Armada Española mandado por una mujer