DESDE ALICANTE,UN CRISTO ESPECIAL

AQUELLO DE: " DONDE FUERES HAZ LO QUE VIERES"  es la mejor guía turística que se puede seguir. Esto es algo que me impresionó desde el principio en el Opus Dei, comprobar cómo su Fundador dejó la norma, para sus hijos numerarios, de que al ser enviados a los puntos más lejanos de su país debían incorporarse a sus destinos desterrando de su vida las costumbres y lenguas del propio, con el objeto de integrarse absolutamente en el lugar donde iban a vivir el apostolado, desde los alimentos y el idioma hasta todo lo demás. y lo más chocante es que así eran felices.

En fin, yo no es que me haya ido tan lejos, integrarse en tierras alicantinas es lo más fácil del mundo, pero siempre tengo la costumbre de donde voy enterarme de la vida parroqquial del lugar y para eso, además de lo asistencial, es muy aconsejable leer los escritos que en las parroquias se distribuyen. Este del que hablo se llama NOTICIAS  DIOCESANAS y pertenece a la Diócesis de Oriuela-Alicante.  Mucha lectura interesante en él, pero hoy quiero contar un hecho real entrañable y edificante para todos. Lo mejor es que lo transcriba tal cual:

EL CRISTO DEL CONTENEDOR

Hace unos días, cuando llegaba a nuestra   CASA DE Acogida y Seguimiento, donde atendemos diariamente a un promedio de 80 personas, muy muy pobres que nos llegan de todo el mundo, me encuentro en la puerta a un acogido que tenía en las manos un crucifijo bastante grande.

_Buenos días, Jaime.

_Buenos días Salvador.

_¿Qué haces con ese crucifijo en las manos?

_ Pues verá que al pasar por un contenedor de basura, entre otras cosas que han tirado en una bolsa de basura, he visto que asomaba parte de este crucifijo. Lo he cogido y me he dicho: Lo voy a llevar  a ACOMAR,  se lo voy a entregar a Salvador que seguramente le encontrará sitio. Me entregó el crucifijo, lo tuve en mis manos, lo besé y pensé:

¿Qué nos querrá decir el Señor con esto? Entré en la casa y le expliqué a los compañeros lo ocurrido, todos rezamos ante aquel crucifijo. Comenzamos a trabajar cada cual en su puesto. En el transcurso de la mañana iba haciendo las entrevistas a los acogidos y pensaba que no era el más indicado para hacerle sitio al Señor en ACOMAR, que si Acomar es de todos, también todos teníamos que encontrar en Acomar un sitio para el Señor.

Cuando ya entraron las personas acogidas y con el salón lleno y teniendo el Crucifijo en las manos les comenté lo ocurrido.

Les pregunté:

_¿Hay sitio para este crucifijo en esta Casa?

Todos me respondieron que Sí.

Me quedé en silencio un momento mirando a todos. Algunas de estas personas han estado en el calle, muchas varios años, sin techo, sin comida, sin cariño, sin esperanza...

Otras crónicas, enfermos mentales, paralíticos... Otras dentro del mundo de la dependencia: alcohol, drogas, prostitución...otras...

Ahora, gracias al Señor, van saliendo de sus situaciones, teniendo los recursos de atención primaria cubiertos y lo más importante que se sienten amadas. ¡Qué bien entendían a Cristo! Ellas también son Cristos sufrientes y abandonados. Muchas clavadas en la cruz de la soledad, de la dependencia y del sufrimiento.

_¿Dónde situamos a Cristo?

Me respondieron:

En el mejor sitio del salón donde estamos, que presida siempre lo que hacemos y todos le rezaremos, siempre lo tendremos delante.

Y allí está el Cristo del Contenedor. Qué bien se encuentra Cristo allí. El Señor nos quería decir con esta actitud que estas personas que para nadie cuentan, nos estaban demostrando que aman a Dios en Jesucristo clavado en la Cruz y que también aman al prójimo en Jesucristo rescatándolo de la basura.

 Le dieron a Jesucristo, en el crucifijo que encontraron, lo más importante que hay en ACOMAR,  el corazón de cada una de estas personas muy muy pobres.

FIRMADO: Salvador Silva

ACOMAR