Empezando el mes de marzo, nada me parece mejor que dedicar un recuerdo a un Padre de Familia especial, grande y muy especial. Sin este padre ejemplar, callado, trabajador y amante de su familia, dedicado con exclusividad a ella, a sacarla adelante con su trabajo y su entrega, sin él nada de lo profetizado en las Escrituras se habría cumplido. La aceptación de la voluntad de Dios por parte de San José, fue esencial para nuestra Redención. ¿Qué otro hombre hubiera asumido como él la situación que se le presentaba con su esposa?
La sabiduría infinita de Dios no podía errar en la elección del padre terreno de su HIJO amado, pero el elegido, como María, era libre de aceptar o no su mision y no defraudó, a pesar de las dificultades con que se le revelaba la voluntad divina. Todo lo referente a San José aparece envuelto por el misterio divino, Lo revelado por el ángel no se hace de manera contundente y exacta, podría haber dudado. ¿Cómo no dudar de un sueño? ¿Sería real el mensaje del Ángel?:
"José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo..."(Mateo1,18?
Si José no hubiera sido una persona sencilla, sin complicaciones psicológicas, una persona confiada en Dios y además instruída por las Escrituras, tal vez podría haber pensado que se trataba de una pesadilla y no de un sueño infundido por Dios o tal vez se hubiese tomado un tiempo para dar vueltas a la cabeza, como normalmente hacemos nosotros antes de aceptar las inspiraciones del Espíritu Santo que contrarían nuestros planes y nos comprometen a una mayor entrega,
Pero quien iba a tener en sus manos la existencia de la Madre de Dios, quien iba a guiar los pasos terrenos del Hijo de Dios, no dudó ni caviló por horas ni por días, al instante se levantó y tomó a María por esposa:
"Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el Ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer, (Mateo1,18)
Esa prontitud confiada, sin cálculos, sin divagaciones ni marchas atrás, al aceptar el designio de Dios es la mejor lección que podemos aprender de San José, nuestro padre y señor.
Que San José bendiga a todos los padres, que sepan acogerse a su protección en todo momento, para que estén atentos a toda inspiración divina, sobre todo en lo que se refiere a la crianza y educación de los hijos.
Pero también, es muy aconsejable para todos, padres o no padres, acudir a él en aquellos momentos personales en los que se siente de manera especial una mayor exigencia, en algo concreto, por parte de Dios. No es bueno en esas ocasiones darle vueltas porque no se trata de una pesadilla, sino de algo real, muy real que pone Dios en el alma de cada uno, aunque no se nos aparezca un Ángel o tal vez sí, camuflado en alguna persona que conoces y te quiere.
Lo que viene de Dios nunca son pesadillas, si el alma está atenta lo reconoce con claridad, Los deseos de nuestro Padre son el camino de nuestra felicidad, Él lo sabe y tú también si respondes con la misma prontitud que San José.
"No me acuerdo de haberle suplicado nada a San José,que no me hubiera concedido"
Santa Teresa de Jesús
Debemos acostumbrarnos a verle no sólo como Abogado de la Buena Muerte, que lo es,
sino también como Abogado de la Vida Familiar Cotidiana
3 comentarios:
¡San José en toda tribulación, sé nuestro amparo y protección!
Precioso San José!!
Gracias!!
DTB!!
SEA COMO DICES, MARÍA, yo le tengo mucha devoción.
Un beso hrande
Bendito SAN JOSÉ, ejemplo de padres.
Besiños cercanos desde la lejanía madrileña.
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