Aquí estoy; vengo a conversar contigo
de algunas cosas tristes y dolientes,
y acerca de unas ansias inclementes
que sólo tu comprenderás, Amigo.
Padre, aquí llego, y mi alegría es testigo:
estoy contento, siento unas ardientes ganas
de tus diálogos fluyentes;
háblame y ya verás cómo te oigo.
Hermano, aquí me tienes ¡tan cansado!
déjame que recline en tu costado
esta cabeza de tribulaciones.
Señor, cubre mis ojos con tus manos
y ya que eres Amigo, Padre, Hermano,
adorméceme al son de tus canciones.
El poema es de autor desconocido, pero yo se lo dedico a un AMIGO muy especial.
4 comentarios:
¡Que bonita Militos!
La hago también mía.
Un abrazo. Dios te bendiga.
Preciosa oración a la que me uno.
Besos fraternos, Militos.
Que hermoso poema.
Me encantó.
Gracias Mili!
Esa es la manera de platicar con nuestro señor supremo, como amigo y hermano.
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