NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA

Nuestra Señora de la Esperanza de Lugo

En este pequeño repaso que me propuse hacer en el mes de diciembre, mariano por excelencia, sobre las advocaciones de mi madre María que de una manera o de otra han intervenido en mi ya larga vida, hace unos días me llevé una bonita sorpresa que me parece oportuno contaros, por la cercanía de la Virgen de la Esperanza, como sabéis se celebra el día 18 y que este año  para muchos amigos tiene un sentido muy especial por coincidir esperanzadamente con la operación de nuestro querido e imprescindible Arcendo.

La sorpresa ha sido que repasando mi marido unos números muy atrasados de la Revista General de Marina,  encontró el artículo que os dejo a continuación, sobre un acto que se celebra todos los años el Lunes de Pascua en Lugo y al que siempre se invita a una delegación de la Armada Española como cofrade de La Virgen de la Esperanza. Dicho artículo lo escribí en el año 1986, por la emoción que me causó participar en aquel acto, donde mi marido y yo fuimos invitados por ser él en aquellos momentos Coronel del Tercio Norte de Ferrol.

 

 

Para facilitaros su lectura os lo copio tal cual:

 

La emoción no va a dejar suficiéntemente despejada mi pluma para relatar con claridad objetiva los hechos del pasado Lunes Santo, 24 de marzo de 1986, presenciados en la hermosa ciudad de Lugo. Tampoco importa demasiado. Hay sucesos que sólo es posible vivirlos desde el corazón, sobre todo si se es mujer, madre de familia muy numerosa y española. La objetividad, aunque parezca lo contrario , dada la excesiva utilización que se hace del vocablo, es palabra que limita la acción y el pensamiento del ser humano a unas acotaciones realistas que impiden, la mayoría de las veces, el desarrollo y el progreso. Objetivamente, nunca se habría llegado a la expansión del Cristianismo ni al Descubrimiento de América, por citar sólo dos claros ejemplos.

 

Pero vayamos a los hechos: Tradicionalmente, la Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza y el Ayuntamiento de Lugo vienen invitando a una comisión de la Armada a los actos procesionales que tienen lugar ese día en aquella acogedora ciudad. Este año el Vicealmirante, Arias Sánchez, Jefe del Arsenal de Ferrol, ostentaba la representación del Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada, ya que la Armada es Hermano Mayor de la citada Cofradía, acudiendo asimismo  el Jefe accidental (por esas fechas) del Tercio Norte, una Compañía de Honores de Infantería de Marina con Escuadra de Gastadores y Banda de Música, cornetas, timbales y tambores..

 

Por la mañana tuvo lugar la Parada Militar frente al Ayuntamiento. La climatología hizo todo lo posible por deslucir tales  actos, pero, segun el decir de todos los presentes, no lo consiguió, si bien lo verdaderamente digno de destacar fue el impresionante acto del anochecer, cuando las puertas del templo se abrieron para dar paso al Trono de Nuestra Señora de la Esperanza. El Himno Nacional que recibía a la Bandera resonó escalofriante en la oscuridad lucense, rota tan sólo por la luminaria de Nuestra Señora. Después el Almirante se adelantó hacia la Virgen del espléndido manto verde, cuajado de filigranas bordadas en plata, portando en sus manos la gorra militar del insigne marino de España, por herencia y acrecentado con su servicio personal a la Patria, que ésta tuvo a bien coronar reciéntemente con la sangre de los mártires en una fría calle madrileña (asesinado por ETA), Cristobal Colón de Carvajal y Maroto. Generosa donación  de su ilustre viuda, depositada en las manos del que fue su amigo y compañero de promoción para que hiciera su ofrenda a los pies de  la Virgen de la Esperanza.

A continuación, Teresa vives, esposa del Almirante Arias, depositó  junto a ella un hermoso ramo de rosas, anudado con los colores de España.

 

La imagen después, avanzó entre la apretada multitud custodiada por siete gastadores de Infantería de Marina que, conscientes de las vibraciones, marcaban como nunca el paso procesional. El recorrido fue muy breve, la imagen de la Virgen no podía exponerse por más tiempo a las inclemencias de la lluvia gallega.

 

La despedida con el canto  de la Salve Marinera, tradicional manifestación del sentir espiritual de los hombres de la Mar, clavaba trozos del alma en las piedras lucenses.

¡Quién fuera pavimento bajo los pies de Nuestra Señora de la Esperanza! para quedar grabado, con rasgos de eternidad, por el amor y la nobleza  que mueve, año tras año, a cuantos han hecho posible una historia como ésta.

 

Hasta aquí el artículo que seguramente hoy escribiría de otra manera, pero con él quiero dejar constancia del hecho de como lo militar no se puede separar, aunque algunos políticos se empeñen, de lo religioso. A nadie se le obliga a participar, lo hacen gustosos y emocionados, lo he podido comprobar en multitud de actos que quedan grabados en sus almas para siempre.

 

Pero, sobre todo, he querido compartirlo en el post como una invitación y una súplica.

Invitación a la confianza, a la esperanza en todas las situaciones de la vida, por dolorosas e inquietantes que sean, la Virgen, nuestra Madre  da lo  que tiene  ESPERANZA a raudales.

Y una súplica:

 Santa María, Esperanza Nuestra, ruega por nosotros, de manera especial el día de tu santo, 18 de diciembre, por nuestro hermano más querido, Arcendo y su familia, para que todo salga bien, bien, bien y pueda volver pronto a su Hoja.

Te lo pedimos por tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo que vive y reina con Dios Padre y el Espíritu Santo.

 

¡¡AMÉN!!