sábado, 19 de abril de 2008

LIBERAD LA PALABRA


El viernes como andaba de los nervios y podía acabar a mordiscos con algunos. LLamé a una de esas hijas, que siempre tienes a mano, para que me acompañara al teatro.

La obra que presenciamos es de las que llaman teatro alternativo, que a mí siempre me ha producido cierto reparo. Pero en el canal donde sigo el último diario del día, nos habían mostrado un adelanto de la misma y me llamó la atención.

No es que la recomiende porque para gustos, dicen, los colores aunque me gusta más: para gustos el Teatro. . Se llama: Yepeto y su autor es Roberto Tito Cossa. Un aliciente para mí: volver a lo que en mi niñez era el cine Alcalá. LLamado en aquellos tiempos, "El palacio de las pipas". Uno se puede imaginar la razón de tal apelativo.

Lo que más me atraía era la definición dada a la obra: Literatura y música. Y es verdad, pero con el añadido de algunos ingredientes que yo hubiera suprimido y que sin duda sirven de aliño para aquellos a los que no les colman esas dos artísticas premisas. La música era de Bach y los diálogos sí eran literatura, con una brecha demasiado exagerada para mí gusto, sobre todo en el arranque de la obra, con las referencias linguisticas al sexo en su vertiente menos delicada. Ahora, cuando hablaba el profesor de poesia, palabras y autores, desaparecían las anteriores referencias por completo y ¡qué disfrute!. Por un lado parecía inevitable el tema mencionado ya que el argumento era: maduro profesor ( viejo le llama constantemente el joven. ¿Viejo yo?. responde el profesor, "A mi edad Thomas Mann escribió La Montaña Mágica") escritor y poeta contra la temprana juventud y el deporte del novio de una alumna. La palabra frente al músculo. La novia no aparecía fisicamente en ningun momento. Pero sobraba tal exceso aclarativo en el comienzo de la obra.

Los actores tampoco eran excesivamente buenos, pasables (procedentes de televisión), con momentos de lucidez. Lo puramente literario y Bach fue un auténtico paliativo para el estado nervioso en que últimamente me encuentro.

Joyas de la obra:

La poesia es la palabra pura.

¡Liberad la palabra!

El escritor es la palabra en libertad.

Jóven: "Cuando corro me siento libre"

Profesor: Tocando con su dedo la cabeza del chico: "La libertad está aquí".

Me hubiera gustado apuntar en el cuadernito que llevo a todas partes muchas frases, pero el escenario se monta sobre una tarima de pocos centímetros y, si te encuentras en la fila primera, estás practicamente integrada en el mismo. Me habrían demandado o, sin duda, aplicado el canon. Así que habrá que conformarse con lo retenido en mi memoria.
¡Ah!, se me olvidaba, si alguno o alguna decide asistir a este testro alternativo, aconsejo pasar de la primera fila ya que hay un instante de desnudez integral por parte del deportista, por supuesto, en que no se sabe donde aparcar la mirada ( a Dios gracias que mi marido estaba de viaje). Supongo que esto también puede ser arte, pero yo francamente, preferí no arriesgarme.
¿No es, en verdad, maravillosa esa definición del escritor?:
EL ESCRITOR ES LA PALABRA EN LIBERTAD.
¡Ay si todos ellos se ajustaran a esta verdad!.

2 comentarios:

Unknown dijo...

No conozco al autor, y es cierto, cuando lees "alternativo" te entra un poco de repelús.
En los pueblos, donde vivo, no hay teatros. Algunos fines de semana, vienen compañias de esas que hacen bolos. Mis recuerdos de pipas y espectaculo son de cine tan solo.
De pequeña si iba a Valencia al teatro, pero acompañando a mi padre, y siempre me llevaba a ver "Revistas". Creo que he visto a todas las vedettes de la época :)
Me gusta Bach,en su momento.
Un abrazo.

Militos dijo...

Claro Blumun, Bach y los clásicos son para momentos. seguro que esta obra aparece también por donde vives, si acaso vas a verla tan en cuenta la obsevación que hago al final. Yo tampoco conocía al autor, creo que es argentino.
Un abrazo fuerte

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