jueves, 19 de junio de 2008

CONVIVENCIA


Hay palabras que el tiempo o la necesidad ponen de moda o, por el contrario, van arrinconando al haber sido superadas por otras, o simplemente porque el desuso las vuelve a su armario. El armario de las palabras es el diccionario y es el lenguaje oral o escrito quien las saca de su encierro.
Pueden aletargarse por años o siglos, sin estar nunca condenadas al deshecho. En esto se diferencian de los ropajes que caducan de una temporada a otra. Ese armario de las palabras es al mismo tiempo el que otorga legitimidad para su uso. No ocurre así con aquellas otras que, desde tribunas públicas, suelen ser inventadas sobre la marcha por personas desaprensivas que ignoran o desprecian el valor intrínsico de una verdadera palabra, que para serlo tiene que ajustarse a su definición.

Es tal su importancia que el simple vocablo PALABRA, a lo largo de los siglos y en ocasiones verdadermente solemnes, al unirse a otro de igual trascendencia, adquiere idéntica relevancia a la de un contrato o compromiso. Por citar algunos ejemplos: Palabra de Matrimonio, Palabra de Honor, Palabra de Dios....

Dentro de este contexto, podemos observar como el hombre ( empleada esta palabra en el sentido de ser humano que abarca las terminaciones o/a). del siglo XXI ha dado relevancia, por su deseo de una nueva forma de vida,especialmente en España, a dos palabras que ya son imprescindibles en nuestra sociedad: DEMOCRACIA Y LIBERTAD.
Sin embargo, hay otra palabra que está pasando al olvido y si no la rescatamos a tiempo no tardará en engrosar el fondo de ese armario que, por otro lado, apenas hoy se desempolva, eclipsado por el auge de la cibernética. Me refiero al vocablo CONVIVENCIA, en el que cabrían todos esos otros que circulan por el mundo abstracto del lenguaje al uso, xenófobo, homófobo, tolerancia, igualdad... . Que más que construir palabras, a base de concrecciones, va minando el amplio campo de la libertad. Es un hecho constatado que el despilfarro consumista en que vivimos también está alcanzando al lenguaje. Deberíamos ahorrar en palabras vanas. La importancia de este ahorro se demuestra en la verborrea de la mayoría de los personajes públicos que cuanto más palabras desgranan menos contenido muestran. A través de ellas no hay quien deduzca sus propuestas ni proyectos. Tal vez sea este su objetivo.



Pero el obviar esta palabra conduce a no practicar su contenido. Es difícil discernir si primero se abandonó la palabra y luego la práctica o todo sucedió a la inversa. Por ello, en este caluroso día madrileño, refrescaremos unos grados la memoria para no caer en el olvido absoluto de algo tan necesario como una leal convivencia, entre los ciudadanos de diversa índole que aspiramos a vivir la libertad.





CONVIVENCIA es comprender. Comprender que tu cansancio no tiene porqué ser más devastador que el cansancio de los demás. Si tú estas cansado lo más probable es que tus jefes o tus subordinados también lo estén. De la misma forma que lo estará tu mujer o tus hijos; el camarero del café o el conductor del autobús. Si cada uno guardamos nuestro cansancio para nosotros mismos, estaremos contribuyendo a una convivencia más amable y gratificante con los otros. Comprender es adivinar que no tienes el privilegio de anteponer tus problemas a los problemas de las personas con las que te relacionas de una manera o de otra.



Convivencia es participar, de manera recíproca. Comprender el hambre, la inseguridad, la angustia, el trabajo excesivo, el desempleo, la marginación, la tristeza, la alegría y hasta la opulencia de algunos, no se puede ver desde fuera. La comprensión nos ha de llevar al deseo de participar en la medida de lo posible, incluso hasta lo imposible, en aquellas vivencias buenas o malas de los que conviven conmigo en el ámbito del hogar, del trabajo y en el más amplio de la sociedad




Así la CONVIVENCIA esta intrínsicamente formada por la COMPRENSIÓN y la PARTICIPACIÓN. Pero hay un tercer elemento que viene a ser como la materialización de los otros dos. Comprender y participar conlleva el AYUDAR. Sin esta práctica real todo quedarìa apresado en el ámbito filosófico y el mundo seguiría evolucionando hacia el desarraigo de otras palabras valiosas HUMANO O HUMANIDAD, que a poco observador que sea uno puede darse cuenta de que ya se haya a las puertas de su encierro en el armario de las palabras. ¿A qué si no el número de abortos? o ¿el maltrato a personas y animales?


Resumiendo: Convivir es vivir-con y no vivir - de.

CONVIVENCIA = COMPRENDER.

CONVIVENCIA = PARTICIPAR

CONVIVENCIA = AYUDAR

Y si cada uno es capaz de llevar a la práctica estos postulados irémos haciendo un mundo más humano, donde viviremos y vivirán nuestros hijos en verdadera democracia y verdadera libertad

4 comentarios:

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Magnífico estudio filosófico de la palabra "convivencia" ¡Lástima que se practique tan poco!.Además las situaciones que vivimos en estos tiempos hacen que esta palabra signifique también "convivir en pareja" (como tórtolas o palomas) "Vivir en matrimonio Gay",
"Vivir reajuntados" (vivir con una "tía" o un "tío" bajo el mismo techo") y otras modalidades de utilización de esta palabra que aún me gustan menos que éstas y por eso no las menciono.
Estupendo post.
Un beso.

Militos dijo...

Terly: por favor no me estropees esta palabra, a ver si va a ser mejor encerrarla
Besos

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Lo siento, Militos, no debería habertela estropeado, pero la realidad es incontestable.
Un beso

Militos dijo...

Tienes razón, no sirve de nada cerrar los ojos.
Acabo de abrir el balcón para que entre la brisa.
Así que besos

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