LA HORA DE ESPAÑA

A las puertas del ansiado congreso del PP, donde muchos esperan que salga a flote la solución a todos los males del partido, quiero dirigirme al Presidente, Rajoy y a todos sus participantes con un ruego que pienso debe ser el de muchos españoles:

Señor Rajoy: es de vital importancia que en sus reuniones, por encima de intereses particulares, ambiciones de poder y otras pertinencias formulen ustedes un postulado: no es la hora nuestra, no es la hora de un partido político, no es la hora de amiguismos, ni descalificaciones... ES LA HORA DE ESPAÑA. No dudo que más de uno habrá pensado en ello pero quizá no se atreva a declararlo.

Es España la que está en peligro. Peligra su unidad territorial e histórica. Peligra y a los dirigentes de su partido da la sensación que les trae al pairo. No sé quien será el culpable, pero enredados en zarandajas y politiqueos parecen ignorar hacia donde va encaminado el destino de la patria que no puede continuar en manos socialistas. Ya no es la crisis económica, ni la serie de desatinos e inmoralidades que se están aprobando y enarbolando por el gobierno actual. Es algo mucho más grave que los verdaderos españoles de a pie llano venimos constatando y que sin embargo, da la sensación de que para usted y sus allegados está pasando inadvertido. España está en peligro de descomposición no sólo territorial, sino moral e histórica. Cuando un país huele a podrido y el principal partido de la oposición ha perdido el rumbo y comienza a dar palos de ciego, culpando de las desaveniencias internas a quienes hasta hoy fueron ejemplo vivo de lealtad, valentía y hasta sufrimiento por los intereses de la nación, ´San Gil, Ortega... que defraudados abandonan sus filas, sin reconocer que ésas se están produciendo por claras desviaciones de rumbo en un partido en el que confiábamos diez millones de votos, España está en peligro. El momento es crucial y los golpes de timón a babor un irreparable error.
No quiero entrar en los detalles del espectáculo que nos está brindando su partido. Pero desde mi puesto anónimo e indefenso de española corriente, que siempre estuvo dispuesta a darlo todo por la España histórica, de la que se sintió heredera desde la cuna, quiero lanzarle mi último ruego que usted y los suyos deben tomar como un ultimatúm:

Abandonen sus propios intereses, abandonen sus graves rencillas, abandonen sus dobleces e hipocresias, sus ambiciones de poder. Reafírmense en los principios por los que se creó el Partido Popular, escuchen la voz de sus afiliados de a pie y la voz de la calle. Y conviertan este congreso en un verdadero resurgir de ideales y proyectos a realizar, no en una interminable sucesión de politiqueos. El que se tenga que ir que se vaya. Pero no los que hasta arriesgaron su vida en defensa de una España unida y sin terrorismo. Que se vayan los que no entienden que no es la hora de intereses particulares, ni siquiera de partido, que es LA HORA DE ESPAÑA.

Sólo si de ese congreso sale algo tan urgente y necesario como entender que es LA HORA DE ESPAÑA, España volverá a apoyar al PP.