Que bien TOY, cuando TOY bien

La que desafina soy yo

Como en este mundo no todo van a ser desdichas, el viernes, 10 de octubre, tuve la suerte de asistir al magno concierto de los "Treinta años de canciones de Los Secretos", en la madrileña Plaza de Toros de Las Ventas. Vergüenza me da reconocer que no la conocía por dentro. La única corrida a la que me llevaron fue en Colmenar Viejo , allá por los años sesenta y tantos. Mi hija Tamara, la que me inyectó en vena la devoción por este grupo, tenía las entradas reservadas desde el mes de Agosto. Fueron muchos los que se quedaron sin poder entrar.

Disfruté como los apretujados del ruedo, los de las gradas de la derecha, los de la izquierda, los de alante y los de atrás que no paraban de seguir el ritmo con sus jóvenes rodillas en mi espalda. Y, cómo no, igual que mi hija y su sobrino de dieciséis años, para ser exacta algo más que él. Entre los asistentes, numerosos padres cuarentones con sus hijos que daba gloria verlos; famosos y famosillos. Seguro que algunos de vosotros también estábais por allí. Mira que os busqué y no fui capaz de encontraros, eso que tengo bien grabadas vuestras caras. Imposible dar con vosotros entre las dieciocho mil personas que dicen participaron de las bellas canciones de Los Secretos, quienes calificaron la fiesta como: "El primer día de los próximos treinta años". Esto pudo amargarme la noche porque dudo mucho que para esa fecha mis huesos estén para moverse tanto como el viernes. En fin, corramos un tupido velo. La verdad es que con la música me recuperé en seguida de semejante puyazo.

Ya sé que nuestro diario FAVORITO, favorito para sacarle los colores por las prebendas de que goza, ha publicado un espléndido reportaje sobre este tema, pero, en la esperanza de que, los que me léis a mí, no me hagáis compatible con semejante poderío, voy a hacer una breve reseña del concierto.

Exaustivo, con todo su repertorio de canciones conocidas y algunas nuevas; proyección de fotos y videos de sus primeras actuaciones y el recuerdo constante de Enrique Urquijo. Su mayor mérito es permanecer juntos a estas alturas, los miembros del grupo. Así lo definía uno de ellos:" El secreto de los Secretos es que a pesar de conocernos bien, nos queremos". Los guitarristas y el batería sensacionales, fantásticos. ¡Esos sí son músicos!. Alvaro genial como siempre. Y la entrada de la orquesta en algunas canciones, violines, violoncelo y violas, aportaba ese regusto romántico que te pellizca la piel, haciéndolas inigualables. La efervescencia del público contagiante e impresionante. Sin nigun altercado, al menos hasta que nosotros salimos que fue muy al final, final. Descender de aquellas gradas sólo pudimos hacerlo pausadamente, cuando casi no quedaba nadie y sin prisas porque vivimos cerquita.

Hubo algo que, en cierto modo me repateó, pero que haciendo abstracción mental, a veces es bueno este ejercicio, se comprendía. Entre los invitados al escenario estaban: Amaral, Jose maría Granados, ¡qué me gusta este chico!, Sumers de Hombres G, y Fito., al que empleo muchas veces como antídoto a los cumpleaños, por aquello de: "Mientras me aguanten los huesos..." La nota discordante para mí fueron Miguel Rios, Sabina y Miguel Bosé, que gracias a Dios no pudo asistir por un accidente, creo que casero. Y es que una no puede ya evitar el asociarlos a lo de la CEJA. Sin embargo, tampoco soy tan cerrada que no pueda dar la razón a quien creo la tiene, por eso asentí cuando mi hija me aseveró diciendo: ¿A quién quieres que traigan a Norma Duval?.

La noche quedó de Otoño madrileño y en la carpa del cielo una luna de las mías competía con las luces y focos. Como siempre: ¡tú y tus lunas!, refunfuñaba mi nieto. La verdad es que algunas veces me pongo pesadita. Intenté retratarla lo mejor posible, pero quedó muy pequeña. Ya sabéis lo lejos que se mantiene la luna de nosotros aunque parezca que puedes apresarla con las manos. De todas formas dejo dos retratos aquí, por si a algunos, como a mí, les gusta coleccionar lunas y quieren elegir una para llevársela.
PD/
Espero no haber aburrido al personal, pero tenía que contarlo porque esto también forma parte de mi vida de dentro.