DESDE VICÁLVARO, CON AMOR

Amanecer en Vicálvaro

La familia tiene muchas cosas buenas, pero una de las mejores es  el trabajo familiar, en este terreno nunca hay peligro de engrosar las colas del PARO y por añadidura, tampoco hay riesgo de jubilación, algo que deberían reconocer esos sindicatos que protestan por el presunto retraso de la misma hasta los 67 años ¡Quién los pillara! 

En fin, mi intención hoy no es la de meterme en disquisiciones políticas... Lo único que pretendo es dar gracias a Dios y a la sagrada institución familiar porque, a muchas mujeres, aún nos valoran en esta empresa como capital activo, contante y sonante. Incluso, ese límite de los 67 tampoco es una amenaza para el sector masculino del gremio familiar, ya que cada vez es más frecuente contemplar por  calles y parques la habilidad y destreza de muchos abuelos en el manejo de cochecitos y sillas de bebés. Aquellos tiempos del jueguecito de la petanca ya están pasando a la historia.

¿Qué hago yo en Vicálvaro, tan alejada de mi Barrio de Salamanca? :
Exclusivamente, dedicarme a la contemplación en dos vertientes que siempre me encantaron:

 Una: la de los amaneceres, en la foto no está muy favorecido, pero, podéis fiaros de mi, hay días gloriosos.

Dos: y más importante, la contemplación casi continua y mimada de Paula, lo que se dice full time. Algo que me llena de satisfacción por ser una asignatura pendiente en mi profesión materna, debido al imponderable de que un bebé, sin dejar de serlo, ya tenía otro detrás que le arrebataba el puesto, lo que no quiere decir que les faltara la necesaria dedicación individual ni, por supuesto, ese amor que se estira y ensancha sin límites, en el espacio y en el tiempo,  privilegio exclusivo de las madres. Símplemente, era difícil relajarse y pasar horas en ese divertimento, sobre todo cuando el pater familias se veía obligado a ausentarse, como ya he contado en algun post que otro, con demasiada frecuencia debido a su compromiso con la Patria, anterior al matrimonial, es decir que al elegirlo ya sabía donde me metía.

Bueno, bueno... Tampoco quería rebobinar tanto..., lo que pretendo es manifestar lo feliz que me siento con que me hayan elegido como auxiliar de vuelo, de una nueva y maravillosa criatura: PAULA

"HASTA EL INFINITO Y MÁS ALLÁ"

Y de paso, dar gracias a Dios que todo lo puede y, en este caso, quiere poderlo.

No me digáis que esta foto no merece un premio:

Por cierto, la contemplativa de la foto no soy yo, es la jefe del vuelo, mi hija.