Fueron numerosos los músicos que formaron parte de la familia de Johann Sebastián Bach, grande entre los grandes, cuya espiritualidad no todos comprenden. Nació envuelto en un entorno músical que durante siete generaciones ofreció al mundo al menos 53 músicos de importancia. Su padre, violinista, le enseñó a manejar instrumentos de cuerda desde su más tierna infancia. Y a su alrededor se encontraban tios, hermanos, hijos y nietos que también hicieron de la música su pasión y su modo de vida. Sin embargo hoy no quiero entretenerme en el Bach excelente, cuya vida nos es de sobra conocida, sino en ese personaje que compartió su vida, a partir de su viudedad y la que a penas ha resaltado en la historia del gran compositor.
Anna Magdalena Bach
Anna, la segunda mujer de Bach, nació en Alemania en Zeitz el 22 de diciembre de 1701 y cuando conoció al compositor actuaba como soprano, siendo hija de un trompetista, de la corte de Zeitz, Johann Caspar. Al encontrarse con el que sería su esposo contaba ella con 2o años, mientras que Bach ya había cumplido los 36.
MATRIMONIO
Contrajeron matrimonio el 3 de diciembre de 1721, diecisiete meseS después de fallecer su primera esposa, Bárbara,que motivó que los hijos del primer matrimonio no se portaran bien con ella.
Fue un matrimonio por amor, en el que Anna se entregó de por vida a su esposo y a la obra musical del mismo, renunciando a su propio contrato y sueldo como soprano.
Tuvieron doce hijos y escribió numerosos manuscritos con notas sobre Sebastián Bach, demostrando esa dedicación y cariño por todo lo que él suponía para la posteridad.´Por su parte, el genio musical, de los cuatro cuadernos de músical que compuso, dedicó dos a su mujer de la que estaba profundamente enamorado. Se compenetraban y Anna le ayudaba a transcribir su música, hasta se dice, después de algunos estudios e investigaciones, que, al tener una caligrafía parecida, el manuscrito de las Seis Sonatas y Suits para Violín fue caligrafiado por ella.
Ambos compartían el mismo amor y vocación musical por lo que su hogar en Leipzig se convirtió en el centro de auténticas veladas musicales que Anna Magdalena organizaba con familiares y amigos.
Sin embargo, toda su entrega y dedicación, no encontró una compensación material, ya que al morir Juan Sebastián Bach, el 28 de julio de 1750,t al no dejar testamento sólo le correspondió un tercio de sus posesiones, con lo que tuvo que hacer frente a toda clase de gastos derivados del entierro de su esposo y sacar adelante a los cinco hijos pequeños que aún quedaban a su cuidado, Ni siquiera pudo pagar una lápida ni una cruz para la sepultura de Bach, aunque el ataud encargado para los restos mortales de uno de los mejores músicos de Europa fue de madera de encina.
Prácticamente se quedó sin recursos y se vio obligada a vender dos partituras de su esposo por 40 táleros.Esta es la historia de una gran mujer, cómo dicen, siempre hay detrás de un gran hombre, que terminó sus días viviendo de limosnas, con el agravante de que los hijos mayores de su esposo estaban económica y sociálmente muy bien situados y nunca se dignaron a ayudarla.
Por otro lado, hay constancia de que esos mismos hijos que habían heredado numerosas partituras de su padre las mal vendieron sin ningun miramiento, mientras Anna Magdalena, conservó, las que eran de su posesión, con verdadera devoción a pesar de las penurias a las que se vio sometida
En su certificado de defunción consta lo siguiente:
"Mujer pobre de 59 años, Anna Magdalena, nacida en Wilkin, viuda de J.S. Bach, Cantor de la Escuela de Santo Tomás, en la Haynstrasse, 8"
¿Es esta una de las grandes injusticias de este mundo?
Que Juan Sebastián Bach era y será siempre un genio dotado por Dios para la música, está fuera de toda duda, pero ¿ hubiese podido entregarse a desarrollar su vocación como lo hizo sin esta gran mujer?
Por favor, perdonar porque no sé cómo saldrá esta entrada, no puedo ni releerla porque Paula empieza a llorar
6 comentarios:
Pues te ha salido estupenda!
Vaya gran mujer, y cuanto tengo yo que aprender de mujeres asi! un abrazo Militos y dale un beso a Paula.
Coincido... te ha salido geniallll.
Estas entradas sobre "mujeres" son emocionantes, el otro día me decias tu, que te admirabas por la mamá de Tolkien, hoy soy yo el que agradezco y me admiro por la Sra. Bach.
Si es que LAS MUJERES, cuando os poneis, tanto para lo bueno como para lo malo, no hay quien os pare. Si no mirate en el espejo..., porque tu eres el ejemplo de lo bueno, siempre de lo bueno..., MAS Y MEJOR.
BESIÑOS DE UN BUEN ADMIRADOR.
Lah: es que Arcendo tiene razón: Las mujeres cuando nos ponemos... ahí tenemos el ejemplo de la Pajín, Aido, Trinidad... y no sigo porque no tengo tiempo de nombrarlas a todas, jajaja....
Besos Lah, seguro que tú no tienes nada que envidiar a Anna.
Arcendo: muchas gracias por las flores..., no merezco tanto, querido amigo.
Te quiero, Lohengrin.
Besiños
Te quedo muy bien la entrada, es más ni sabía de esta mujer.
¡Te admiro, por lo que leo de tí!
Felicidades!!
Yo tampoco tenía ni idea de la historia de esta mujer.
Me encanta que estas historias admirables de personas que casi no se conocen, salgan a la luz
Y es que tantas historias tristes de gente violenta o egoista, que aparecen en la tele, acban desgastando
Gracias por escribirla... entre llanto y llanto de la peque¡¡
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