sábado, 16 de febrero de 2013

EL ROSARIO DE LA VIRGEN MARÍA




Estoy leyendo un librito con la Carta Apostólica de Juan Pablo II, titulada: "El Rosario de la Virgen María" que supongo muchos conoceréis y que en la actualidad es muy difícil encontrar en las librerías, pero sí en Internet.  Ayuda mucho a entender lo que en realidad es el rezo del Santo Rosario, no una simple repetición de Avemarías, la oración más hermosa de las que podamos rezar a la Virgen, no sólo por lo que le decimos a Ella, sino porque en cada Avemaría estamos también exaltando y alabando  a Dios.
Me ha parecido oportuno, hoy, sábado del Rosario, bloguero y no bloguero, extraer algunos párrafos de dicha Carta Apostólica que iluminan, como así lo hacen todas las palabras del Beato Juan Pablo y en la que explica los motivos porque quiso incorporar a los Misterios del Rosario tradicionales, los que se han llamado Luminosos
 
 
 
De la Carta Apostólica: El Rosario de la Virgen María
 
 Dice el Beato Bartolomé Longo: «Como dos amigos, frecuentándose, suelen parecerse también en las costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesús y la Virgen, al meditar los Misterios del Rosario, y formando juntos una misma vida de comunión, podemos llegar a ser, en la medida de nuestra pequeñez, parecidos a ellos, y aprender de estos eminentes ejemplos el vivir humilde, pobre, escondido, paciente y perfecto».[18]
 
El Rosario es a la vez meditación y súplica. La plegaria insistente a la Madre de Dios se apoya en la confianza de que su materna intercesión lo puede todo con la súplica a su Hijo. El eminente poeta Dante la interpreta estupendamente, siguiendo a san Bernardo, cuando canta:
 «Mujer, eres tan grande y tanto vales, que quien desea una gracia y no recurre a ti, quiere que su deseo vuele sin alas».


El Rosario es una de las modalidades tradicionales de la oración cristiana orientada a la contemplación del rostro de Cristo. Así lo describía el Papa Pablo VI: « Oración evangélica centrada en el misterio de la Encarnación redentora, el Rosario es, pues, oración de orientación profundamente cristológica".

Una incorporación oportuna

19. De los muchos misterios de la vida de Cristo, el Rosario, tal como se ha consolidado en la práctica más común corroborada por la autoridad eclesial, sólo considera algunos. Dicha selección proviene del contexto original de esta oración, que se organizó teniendo en cuenta el número 150, que es el mismo de los Salmos.
No obstante, para resaltar el carácter cristológico del Rosario, considero oportuna una incorporación que, si bien se deja a la libre consideración de los individuos y de la comunidad, les permita contemplar también los misterios de la vida pública de Cristo desde el Bautismo a la Pasión. En efecto, en estos misterios contemplamos aspectos importantes de la persona de Cristo como revelador definitivo de Dios. Él es quien, declarado Hijo predilecto del Padre en el Bautismo en el Jordán, anuncia la llegada del Reino, dando testimonio de él con sus obras y proclamando sus exigencias. Durante la vida pública es cuando el misterio de Cristo se manifiesta de manera especial como misterio de luz: «Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo» (Jn 9, 5).
Para que pueda decirse que el Rosario es más plenamente 'compendio del Evangelio', es conveniente pues que, tras haber recordado la encarnación y la vida oculta de Cristo (misterios de gozo), y antes de considerar los sufrimientos de la pasión (misterios de dolor) y el triunfo de la resurrección (misterios de gloria), la meditación se centre también en algunos momentos particularmente significativos de la vida pública (misterios de luz). Esta incorporación de nuevos misterios, sin prejuzgar ningún aspecto esencial de la estructura tradicional de esta oración, se orienta a hacerla vivir con renovado interés en la espiritualidad cristiana, como verdadera introducción a la profundidad del Corazón de Cristo, abismo de gozo y de luz, de dolor y de gloria.
21. Pasando de la infancia y de la vida de Nazaret a la vida pública de Jesús, la contemplación nos lleva a los misterios que se pueden llamar de manera especial «misterios de luz». En realidad, todo el misterio de Cristo es luz. Él es «la luz del mundo» (Jn 8, 12). Pero esta dimensión se manifiesta sobre todo en los años de la vida pública, cuando anuncia el evangelio del Reino. Deseando indicar a la comunidad cristiana cinco momentos significativos –misterios «luminosos»– de esta fase de la vida de Cristo, pienso que se pueden señalar: 1. su Bautismo en el Jordán; 2. su autorrevelación en las bodas de Caná; 3. su anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión; 4. su Transfiguración; 5. institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual.

5 comentarios:

PEPE LASALA dijo...

Muchas gracias Militos, no conocía el libro, así que lo voy a leer. Gracias de todo corazón amiga. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.

MDR dijo...

Mili, a mi este documento me ha ayudado mucho a entender el Santo Rosario.
Gracias!!
DTB!!

Martha bernal dijo...

Cuantas veces rezamos el rosario como una carretilla de oraciones, sin profundizar todo lo que el encierra. Me parecio magnifica esta entrada. Gracias y abrazos.

Mento dijo...

Que bueno es este librito Mili, yo lo tengo y me encanta.
Ha sido una grata sorpresa ver esta entrada tuya haciendo referencia sobre él. La verdad es que me ha dado mucha alegría además de sorpresa :D
Un abrazo.

Rosa dijo...

Gracias, Militos, ya he localizado el librito, no lo conocía.
Muchas gracias por la información, es muy valiosa.

Espero que te encuentres mejor, querida amiga.

Un beso muy fuerte.

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