ACCIÓN TERRORISTA O ACCIÓN DE GUERRA

Con la muerte de los últimos soldados, Rubén Alonso y Juan Andrés Suarez, ya son 87 los militares fallecidos, de una u otra manera, en Afganistan.
Hace unos días publiqué una carta, con el título: TENEMOS LO QUE NOS MERECEMOS, donde un paracaidista destinado durante cinco meses en aquel terreno, nos dejaba asombrados por las directrices gubernamentales sobre la actitud que deben deben desempeñar los militares allí destinados. Las cortapisas a que se ven sometidos y que les mantiene parados en ocasiones críticas, donde otras fuerzas de la OTAN combaten abiertamente.
La realidad es que nadie desde España sabe a ciencia cierta lo que hacen nuestras tropas en Afganistan.

Sin embargo, no hay que ser demasiado lince para adivinar la primera intención de nuestro despistado jefe de gobierno, por no aplicarle otro calificativo más ofensivo de esos que aseguran hacen crecer la nariz, fue la de justificar ante la OTAN y el mundo entero que nos contemplaba, la deshonrosa salida del ejército destacado en Irak.

Su segnda intención es la de cubrir el expediente ante los demás paises, con unas fuerzas a las que no se les permite combatir pero sí morir a manos de terroristas. Lo que les coloca en situaciones no sólo de indefensión, sino humillantes ante los propios militares afganos que aseguran preferir a los soldados norteamericanos porque combaten, antes que a los españoles.

No es ese el tema que me ha movido a escribir esta entrada. En primer lugar, quiero enviar mi condolencia a las familias de los dos militares fallecidos y mi deseo de que sus almas descansen en esa paz que sin duda, se merecen. Así como la pronta recuperación de los heridos.
Vaya también por delante, mi reconocimiento a quienes han entregado su vida en acto de servicio a España, que los destinó al extranjero, en una misión que no se sabe muy bien como calificar.
Lo que no me atrevo es a dar la enhorabuena a sus familiares, por esa condecoración concedida a título póstumo a Rubén y Juan Andrés, porque pienso que ninguna medalla puede compensar la muerte de un hijo aunque sea motivo de un gran orgullo.

En segundo lugar me gustaría que alguien me aclarase un despropósito que no acabo de entender y que desconozco si se debe al Estamento Militar, a la Ministra de Defensa o al propio Jefe de Gobierno de la nación -por ahora-de España. La condecoración otorgada es la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Rojo que indica derramamiento de sangre.

La cuestión es que, por lo que he leído, esas cruces sólo se otorgan por acciones de guerra y no por actos de terrorismo, como se han calificado estas muertes. No pretendo desvirtuar en absoluto los merecimientos de nuestros soldados así fallecidos, sino interpelar al Gobierno para que nos aclare, de una vez por todas a qué nos estamos enfrentando en Afganistán.

Si una furgoneta suicida cargada de explosivos, se estrella contra un convoy militar, se trata de un ataque en todas las de la ley contra un ejército en guerra y nunca se puede calificar como acto de terrorismo, como pudiera ser el 11-M o el 11-S.

Señor Presidente, señora Ministra, Cúpula Militar ¿Qué estamos condecorando con la Cruz al Mérito Militar, con distintivo rojo? ¿Una acción de guerra o un acto terrorista?. Si se tratase de esto último habría que condecorar de la misma manera a todas las víctimas, militares o civiles, de terrorismo que tenemos en España. ¿Tan imposible es aclarar este dilema?