LA FELICIDAD

Me doy cuenta que en esta época de poseuropeas puede resultar incongruente escribir sobre un tema tan sutil como la FELICIDAD, pero ¿qué queréis que os diga? estas elecciones, sus resultados y sus reacciones no me llegan al alma. Por el contrario, he tenido la oportunidad de leer un excelente artículo escrito por José Bollo Halloran, en el portal de internet "Yo Influyo" que me ha movido a revisar ese término del que mucho hablamos y mucho perseguimos, pero del que poco conocemos.

El enfoque que José Bollo da a la felicidad es muy curioso:

¿Sabe alguién que existe una felicidad PIRATA? Tenía que ser así, en esta era en que la piratería está a la orden del día, no sólo en los mares de Somalia, sino en tierra firme, con los llamados "mantas", y en el aire internauta, no podía ser de otro modo, existe desde tiempo inmemorial una felicidad pirata. Por cierto que en mis días pasados en la playa, tuve la oportunidad de vivirla de cerca con la compra de un bolso monísimo de Prada por quince euros. no lo compré por la marca que por supuesto, no era auténtica a pesar de la etiqueta metálica incrustada en el propio bolso. La felicidad que yo buscaba era la de que me gustaba y al mismo tiempo podía proporcionar unos pocos euros al pobrecito inmigrante que estaba achicharrándose al sol de Levante. Perdón por este frívolo inciso.

¿ QUÉ ES LA FELICIDAD PIRATA?

Aquella que simplemente imita a la verdadera y en la que frecuéntemente se cae porque se consigue sin esfuerzo y produce un goce instantáneo y facilón. Es verdad que este error proviene de que la mayoría de las veces no sabemos cómo llegar a la auténtica, la ignoramos o no creemos en su existencia ya que exige un esfuerzo muy superior al que se ha de emplear pirateando.

¿ Y LA FELICIDAD VERDADERA?

El citado autor define la Felicidad como:

"El estado de ánimo más agradable que experimenta el ser humano, que se manifiesta con sentimientos de júbilo y armonía en la posesión de un bien"

La felicidad se puede medir por los distintos grados de la misma.

Hay un grado máximo, cuando la felicidad que proporciona la posesión de un bien es inagotable y constante.

No se puede ignorar que la posesión de bienes materiales también produce felicidad, aunque nunca en ese grado máximo y constante, ya que los bienes materiales como un coche o un bolso de Prada auténtico, están sujetos a un desgaste inversamente proporcional al grado de felicidad obtenido. Por tanto el grado adquirido sería temporal y condicionado.

BIENES INMATERIALES

Los bienes inmateriales al no tener una estructura física no varían nunca, no se desgastan. todos hemos experimentado que la felicidad que producen es mucho más intensa que la de los materiales. Sin embargo, también es mucho más breve, se termina en cuanto la disfrutamos.

Estos bienes pueden ser de dos clases: Temporales o Intemporales.

TEMPORALES: Un beso, un abrazo, una conversación, una palabra de ánimo, una ayuda, conseguir una meta... Están sujetos a una acción inmediata.

La felicidad en estos casos es intensa, pero corta ya que una casa, por ejemplo, aunque se vaya deteriorando, su disfrute durará mucho más tiempo que el de un beso. Si la felicidad recibida por los bienes inmateriales fuese duradera nos bastaría con un solo beso para ser feliz toda la vida.

BIENES INMATERIALES E INTEMPORALES:

Estos bienes se caracterizan porque no tienen principio ni fin no se trata de una acción que se agote al realizarla, como en el caso de los temporales y son los que proporcionan esa felicidad que no termina en una acción.
¿De dónde puede provenir esta felicidad que no se agota porque se realiza en una acción continua, sin principio ni fin?

No hay otra respuesta que afirmar que únicamente puede proceder del Ser que siempre ha sido y será, del que no tiene principio ni fin Y a ese ser le llamamos Dios. Todo procede de Él y a Él hay que referirlo todo. Es el unico que puede proporcionar una felicidad duradera, eterna y completa.

¿Cómo llegar a Él?: con una sola acción que es la más perfecta de todas: AMAR.

¿Qué es amar?: La entrega a Dios y a los demás.

Palabras de José Bollo:

"El que ama a Dios ama a los hombres, pero no necesariamente el que ama a los hombres ama a Dios. Por ello hay que amar a los hombres por Dios, es decir, por agradarlo, por amor a Él. Efectivamente, amar es la acción de mayor grado que el hombre puede realizar, porque con ella da lo que le es propio en esencia: su ser, no puede dar más ni debe dar menos"

Una buena definición de Felicidad es la de San Agustín:

"La felicidad es la verdad"

PD/ Este post no es un "copia y pega", sino una reflexión sobre el artículo antes citado: "DI "NO" A LA FELICIDAD PIRATA" , escrito por José Bollo Halloran y leído en Yo Influyo.