En estos días de un mundo revuelto por guerras, levantamientos, persecución, con derramamiento de sangre, de tantos miles de cristianos, de destrozos de la Naturaleza y de los hombres, mi reflexión y mi pregunta es la siguiente:
¿Por qué cuanto más se habla de paz, cuánto más parece estar en la boca de la mayoría de los gobernantes ese deseo de paz y de unión en alianzas más o menos reales, esa paz nunca llega? ¿Qué es lo que está fallando a nivel mundial?
Para muchos debe ser una gran incógnita, no lo es para mi ni para la inmensa mayoría de los seguidores de Cristo. la respuesta no puede ser otra que la de proclamar que:
LA PAZ SIN DIOS NO ES PAZ
Se está demostrando la enorme dificultad de poner en práctica cualquier proyecto internacional, los mandatarios de todos los países se reunen con frecuencia, se firman acuerdos, sobre globalización, conservación del medio ambiente, sobre el tercer mundo, que dicho sea de paso, ya no debe ser el único con hambre, miseria y desempleo... Todo eso estaría muy acorde con el mandato de Dios cuando entregó al hombre el producto de su Creación, por tanto:
¿Qué errores estamos cometiendo?
Hace nada nos parecía que la creación de la UE, por aquello de que "la unión hace la fuerza", iba a ser la panacea para remediar muchos de los males de este mundo. No sé a santo de qué, me da por comparar la Unión Europea con aquel episodio de la Torre de Babel, cuya primera intención no era del todo mala, ya que se pretendía que aquella torre sirviera de unidad entre las tribus israelitas, pero he aquí que lo tergiversaron, olvidaron la presencia de Dios y aquella torre se les vino abajo, cuando pretendieron llegar con ella al cielo el resultado fue la dispersión y la multiplicidad de lenguas.
La torre de la UE, también se ha levantado sin Dios y mucho me temo que no se llegue a lograr el objetivo previsto.
Benedicto XVI explica que todos eso proyectos generales no surtirán efecto si no se sabe individualizarlos, si cada persona no sabe renunciar, sacrificarse individualmente en cada uno de los temas que los acuerdos mundiales proponen. No podemos engañarnos, el sacrificio, la renuncia si no tiene una base espiritual, sobrenatural, es muy difícil llevarla a cabo tan sólo humanamente. La referencia a Dios, precisamente la que los gobiernos intentan desterrar por todos los medios, es lo único que puede hacer del planeta mundo un lugar habitable y en paz duradera.
No es el petróleo ni la falta de él lo que nos traerá la tan cacareada paz mundial.
En el orden moral ocurre lo mismo, estamos llegando al convencimiento de que, como sabiamente nos advierte el Santo Padre, gracias a los adelantos técnicos y científicos, todo lo que se puede hacer hay que hacerlo. De ahí que si se ha inventado la creación de niños en laboratorios es lícito hacerlo, como también si ya contamos con métodos técnicos, aunque sean muy dolorosos, para evitar el nacimiento de un ser humano que pensamos nos va a complicar la vida o simpleménte porque no nos apetece tenerlo ¿Por qué no eliminarlo?
Todo es relativo, ya no hay diferencia entre el bien y el mal, todo depende..., están al mismo nivel. La humanidad quiere aprovechar el conocimiento para poder actuar sin freno moral alguno. Para el Papa, somos las comunidades religiosas las que debemos echar el resto en esa misión de establecer los límites entre el BIEN Y EL MAL Límites que nunca van a frenar el progreso científico, sino únicamente marcar la forma moral de aplicarlo.
Esta es una misión primordial para los cristianos de hoy día, poner a cada persona frente así misma, cuando se planteen las grandes cuestiones mundiales de la contaminación, del hambre, de las guerras, de la paz, ayudarlas a que se pregunten: ¿Yo que estoy haciendo en ese terreno? ¿A qué renuncio, en qué me sacrifico? Preguntas que deben tener una respuesta practicable.
Nuestra mejor y mayor contribución a la sociedad es conseguir que se vuelva a distinguir de manera clara y concreta el BIEN del MAL.
No es progreso regirse por la apetencia, todo lo contrario sería un regreso a los cavernícolas, nuestros antepasados más remotos.
Bibliografía: LA LUZ DEL MUNDO
4 comentarios:
La tentativa de desterrar a Dios de nuestra sociedad no hace más que envilecer al hombre que trata de suplir a Dios con ídolos de barro que nada valen.
Como dices, es imprescindible hacer silencio y en el interior de nuestra conciencia aprender de nuevo a distinguir la verdad de la mentira, el bien del mal.
Un abrazo!
Gracias que el Señor nos conceda la paz a cada hombre al mundo entero un saludo
Que buena reflexión. Desde luego la Luz del mundo es la voz del Papa, el faro de la Iglesia, el único que tiene la LUZ salvadora, la luz verdadera. Las demás luces, son falsedades, espejismos que llevan al abismo, UNA PAZ SIN DIOS, NO ES PAZ. Hay muchas lucecitas, UNA SOLO ES LA LUZ.
BESIÑOS LUMINOSOS.
Tienes razón, quieren desterrar a Dios y solo Él puede hacernos libres y generosos para solucionar problemas. Pero Dios no se ha ido. Hace 2000 años también estaba todo muy negro y hemos ido mejorando desde entonces. Quién sabe si ahora demos un paso atrás y luego dos hacia delante.
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