Ayer, 28 de enero, celebramos Santo Tomás de Aquino, de quien se decía que metía la cabeza dentro del Sagrario para adorar mejor a Cristo, que por ser sábado pasó inadvertido, al menos para los estudiantes que se quedaron sin la fiesta de su patrón y tal como van los recortes que hasta incidirán en puentes y traslado de días festivos... ¡¡Pobres estudiantes!! No dudo de que sean necesarios estos reajustes, pero, cosa absurda, aún me identifico con ellos y recuerdo la alegría con que recibíamos esta fiesta de Santo Tomás, en ese mes de enero que se te hacía tan cuesta arriba.
En recuerdo de este gran Santo que tanto supo y enseñó de DIOS y su existencia, dejo algunas de sus palabras que me han gustado especialmente:
"(...) San Agustín señala que para que nosotros pudiéramos ver a Dios, el Verbo curó los ojos de los hombres haciendo de su carne un colirio salutífero. Por eso inmediatamente después de haber dicho: El Verbo se hizo carne, el evangelista añade: Y hemos visto su gloria, como para decirnos que nuestros ojos sanaron después de haber aplicado el COLIRIO"
Yo no sé si esta palabra, COLIRIO, aplicada a Jesucristo me gusta tanto por la coincidencia de que, a diario, recurro a un colirio para humeder mis ojos porque la pantalla del ordenador los reseca considerablemente. Los ojos del alma también estarían muy resecos para ver las cosas de Dios si su Verbo no los limpiara con su presencia entre nosotros.
Para terminar una bonita oración de Santo Tomás que he encontrado en el blog del sacerdote JOSE LUIS CARVAJAL IBELLI :
Oración: Ruégote, que tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable, donde Tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta… Alcánzame dulcísima Señora mía, caridad verdadera con la cual ame con todo mi corazón, a tu santísimo Hijo y, después, después de él, a ti y al prójimo en Dios y por Dios.
2 comentarios:
AMEN
Amén!!
Me encantó la oración.
DTB!!
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