DE CAMINO

El Cristianismo no es un hecho consumado, ser cristiano supone estar siempre en marcha, siempre con las alforjas al hombro, en movimiento hacia la meta final. Un camino a recorrer por el que nunca avanzamos solos, con nosotros hemos de llevar a otros muchos caminantes, de nuestra propia familia, con la que tenemos la gran responsabilidad del amor que nos une  y que no está hecho sólo de besos y arrumacos, sino de un deber contraído al recibir el Sacramento del Matrimonio que termina cuando, por nuestro medio, Dios nos haya metido en el Cielo, con nuestra pareja elegida libremente y los hijos concedidos por Él. Pero con ellos no basta, hemos de tener la santa ambición de atraer a otros muchos, amigos, conocidos... y todo el que se nos ponga a tiro, "con ocasión o sin ella", como decía S. Josemaría, a este camino que con el Bautismo el Espíritu santo despejó para cada uno.

Puede decirse que nuestro camino empieza y continua de forma sacramental, porque desde que recibimos el Bautismo hasta que fallecemos, todas nuestras etapas van cubriéndose con los Sacramentos que son signos invisibles de la Gracia dados por Jesucristo y confiados a la Iglesia: Bautismo, Confesión o penitencia, Comunión o Eucaristía, Confirmación, Matrimonio, Orden Sacerdotal y Unción de Enfermos. Los Sacramentos son otra de las maravillas de Dios, Padre pendiente de sus hijos hasta el extremo de proporcionarles la asistencia y soporte que van necesitando segun las etapas que van cumpliendo en la vida terrena. Todo se lo debemos a Él, nos pone en el mundo y nos da, a medida que cumplimos años, todo lo necesario, si lo aceptamos voluntaria y libremente, para volver un día a su Casa.

En este largo caminar del cristiano, siempre acompañado por quien dijo de sí mismo ser el Camino, vamos de la mano de Jesús y María, con el santo Ángel Custodio de cada uno que nos guarda las espaldas para que no queramos retroceder, sino avanzar, siempre avanzar, al paso que a cada uno se le pida.  Los tiempos litúrgicos son también una  gran ayuda si se saben vivir como la Iglesia propone. La Cuaresma que hoy comenzamos, es la senda más provechosa para aprender a soslayar los peligros y piedras que encontramos en el sendero a la Vida. Senda donde es necesario ir desprendiéndose de todo lo caduco, inutil y pesado, que nos retarda, que impide ese  vuelo alto de águila al que somos llamados los cristianos, hijos de Dios,

Como tantas otras veces han sido unas palabras de Benedicto XVI las que me movieron a escribir este post:

"(...) Así la Cuaresma tenía, y  conserva hasta hoy, un carácter bautismal , en el sentido de que ayuda a mantener despierta la conciencia de que ser cristiano se realiza siempre como un nuevo despertar; ser cristiano no es nunca un hecho

ya terminado que se encontraría detrás de nosotros, sino un camino que exige siempre un nuevo ponerse en marcha. (...)"

Te deseo un buen caminar cuaresmal, ligero de equipaje