SIN COMPADREOS

 

La conversión es obra de un instante,

la santificación es obra de toda la vida.

285, Camino

 

En la lucha para llegar a ser santos, partiendo de la base de que, como escuché en la plática de un sacerdote, lo primero que se necesita para ser santo es estar muerto, hay que tener en cuenta que debemos superar tres niveles:

 

_Primero: y seguramente el más fácil, no hacer el Mal.

 

_ Segundo: Hacer el Bien.

 

_Tercero: Hacer el Bien, pero no apropiárselo: "que bueno soy, que bien lo hago..., que bien voy a quedar.

 

Tienes que hacer el Bien, pero transcendiendo a los demás, para que a ellos les llegue la Gracia, la fuerza de Dios que es el Unico que puede movernos a todos y a cada uno al hacimiento del BIEN.

 

Sin haber alcanzado aún  ese grado de santidad que se nos pide, los cristianos deberíamos conocernos  entre nosotros como santos. ¿Que expresamos con  llamarnos santos ?: Unicamente quiere decir  que hemos sido apartados por el Bautismo, para Dios, Esto hace que no seamos igual a los demás, no en el sentido de orgullo, de elitismo, sino que por gracia de Dios, somos diferentes y no podemos hacer las mismas cosas que hacen los demás. Esta es la causa de que choquemos, de las persecuciones, de que se metan con los cristianos, no debe extrañarnos que nos ataquen, descarada o subrepticiamente, lo contrario, si no chocásemos sería señal inequívoca de que no estábamos viviendo bien nuestra vida de cristianos.

 

 Ser cristiano es ser "pueblo elegido," por gracia divina, sin mérito alguno por nuestra parte, elegido como el pueblo de Israel. ¿A qué nos obliga esta elección de Dios? Este separarnos para Él, conlleva para nosotros la obligación de que no se pueda compadrear con el mundo, lo que no quiere decir que vivamos apartados, en una burbuja..., vivimos en el mundo, pero no somos del mundo; no se puede compadrear a Dios con las cosas del mundo que atacan nuestra fe, ni se puede reservar nuestra fe para el plano personal, sin dar testimonio público de ella. Dios no es buenecito, ni nosotros podemos serlo para quedar bien mientras pisotean los derechos de Dios que son los nuestros. Nadie puede conformarse con el: "Yo no hago mal a nadie, no me meto en problemas." De Jesucristo se contaba que pasó haciendo el bien, aunque en ocasiones  ese hacer el bien le supuso críticas y acusaciones. El Evangelio lo deja bien claro  :
"No he venido a traer paz, sino espada." 

 

En nuestra vida tiene que haber coherencia, acuerdo entre lo que decimos y lo que hacemos en todo momento, de otra manera recibiremos el mismo reproche que Jesucristo dirigió a los Fariseos:

"AY de vosotros, fariseos, hipócritas, ciegos, insensatos..."

Mat 23,13-22

El Maestro, el Hijo de Dios no les echa en cara su doctrina, sino su hipocresía, la doblez de corazón, su compadreo con las cosas del mundo.

 

"MI PAZ NO ES LA DEL MUNDO."

 

Es una paz que ha de llevarte, llevarnos, a una lucha interior constante, con uno mismo, pero también a dar la cara por nuestra FE, que no es otra cosa que dar la cara y la vida por Cristo