Cuando algo ronda mi cabeza, como el zumbido de una abeja en medio del campo, y no me deja dormir, la única solución que encuentro es la de sentarme ante el teclado y aporrearlo con fuerza, pero con esa fuerza que hasta soy capaz de poner al vecino en la tesitura de llamarme la atención.
¿A qué viene esto? sencillamente a que estoy indignada con esas situaciones que nos están obligando a tolerar en nuestra patria.
Estos días tengo un familiar ingresado en un hospital madrileño a la espera de una intervención. Es una persona católica, con la sana costumbre de comulgar a diario, y al preguntarle si el capellán se pasaba por las habitaciones, como venía siendo costumbre hasta hace poco tiempo, me contestó que él no lo había visto por allí en los días que llevaba ingresado. Intrigada fui a enterarme en información y la respuesta airada que recibí de la recepcionista me dejó perpleja: ¿Cómo va un cura a importunar a los enfermos cuando muchos de ellos son moros?
Y yo me pregunto ¿Qué pasa en España que tantos prejuicios tenemos con la raza mora? Nunca he sido racista, creo firmemente que todos los hombres somos hermanos, pero ¿por qué se tienen tantos miramientos con ellos?
Partiendo de la base de que los capellanes ni siquiera suelen llevar la tirilla blanca, sino que visten de paisano con una bata similar a la de los médicos, no creo que la intolerancia de los musulmanes se vea muy afectada por la presencia de un señor que no va a largar un sermón a nadie... , simplemente a visitar a los enfermos por si alguno requiere su presencia.
Por supuesto, que las nuevas normas son las nuevas normas y todo se soluciona con la llamada particular del enfermo interesado por recibir la Eucaristía y la asistencia sacerdotal. Pero pidamos al Señor de los Cielos y la Tierra que el vecino de habitación pertenezca a cualquier religión menos a la musulmana.
Este es un tema que me atañe de cerca porque, hace unos años, cuando el Buque Escuela Elcano, en su cuarta vuelta al mundo, tenía que arribar a un puerto cercano a La Meca, se vieron obligados a cambiar el rumbo porque recibieron un aviso de que no podrían atracar, a no ser que la mujer que iba embarcada en la nave no descendiera a tierra o lo hiciera cubriéndose la cara con un velo y el capellán, que llevaba como distintivo una cruz en su camisa blanca, tampoco podría hacerlo si no cambiaba de indumentaria.
Tolerancia por tolerancia, simplemente es lo que deberíamos exigir los católicos.
Finalmente recomiendo la lectura del impresionante post/17/07/2009/ de Arcendo sobre abusos y sacrilegios que se cometen contra la Eucaristía y principios de nuestra Religión Católica
15 comentarios:
Desde luego es para APORREAR al teclado con fuerza, simplemente por el hecho de desahogar el aporreo fuera de cabeza ajena.
Efectivamente, así deberia ser, tolerancia por tolerancia, esa debería ser la base de toda buena convivencia, lo que ocurre es que hoy la tolerancia solo es para unos, y a otros...que nos zurzan. Esto es un fruto más de esa gilipollez (perdón por el exabrupto) de eso que llaman alianza de las civilizaciones.
Besiños.
Esta situación de intolerancia que venimos padeciendo se la debemos por entero a "La civilización de las alianzas" Nuestros políticos se han mentalizado y quieren mentalizarnos a todos que es bueno acercarse a esas civilizaciones y por otro lado, éstas, no hacen otra cosa que practicar la intransigencia hacia quienes les acogen en su suelo patrio.
¿Qué tal va todos?
Un beso.
En el hospital de mi ciudad. El sacerdote siempre podía visitar a los enfermos. Ahora si el paciente no lo expresa no puede entrar a visitarlo. El capellán excelente. Pero con mlas manos atadas.
Encomendamos al familiar ingresado.
Un saludo
Primero de todo, rezaré para que salga bien la intervención.
Creo que ahora más que nunca tenemos que reivindicar hasta el final nuestros derechos como cristianos, hasta que nos los den por pesados.
¡Menuda labor la de esos sacerdotes muchas veces arrinconados!
Entiendo la tolerancia como respeto no como abdicación de las propias creencias para doblegarse a las de otros...supongo.
Fantástico alegato contra la intolerancia, que suscribimos totalmente. ¡Cuántos deberían tomar nota!
Un abrazo y gracias por tus contribuciones a nuestro blog.
Para no repetirme (te lo he comentado en Con sin Nada) Sólo decirte que he publicado tu premio.
Un beso.
Arcendo, Terly,Angel, Aprendiz,Inés, Premio María amalia,
os agradezco mucho vuestras opiniones que siempre nos aportan nuevas ideas sobre el mismo tema.
Perdonar que conteste globalmente, pero no ando muy bien de tiempo. Estoy de acuerdo con lo que dice cada uno.
Besos a cada uno.
Terly: ya le leí lo de los premios, gracias por avisarme y felicidades por ellos.
Bueno y se me olvidaba dar las gracias por las oraciones que son muy necesarias.
De todo corazón: muchas gracias. Os tendré al corriente cuando todo acabe.
Besos
espero que mejore tu pariente, lo siento
Gracias, Amor, en eso estamos.
Un beso
Para promulgar la igualdad y respeto entre todas las razas, cualesquiera que sean sus creencias religiosas y demás, deberíamos partir de la TOLERANCIA, como bien reivindicas madre!. Ánimo, que yo, al menos, te necesito fuerteee!.
Lo más curioso es que muchos de los que se llaman cristianos lo consideran normal.
Tenemos la costumbre de santiguarnos al bendecir la mesa y como somos muchos se nota bastante cuando comemos fuera de casa y he notado que hay a quien le sienta mal, supongo que sean de los "tolerantes".
Muchas gracias por el premio Militos, lo recojo hoy.
El 5 de agosto amaneceré en Medjugorje, rezaré allí a la Virgen por la maravilosa familia que creasteis. Si alguno falta no importa porque seguro que en espíritu estais todos.
Besos
Querida Mili, esta noche solo vengo a darte un besiño grande y a decirte que estoy contigo, y que ahí estaré rosario en mano. BESOS DE COMUN UNIÓN.
Gracias, Arcendo, por esa COMUN UNIÓN,en los momentos difíciles.
gracias y que Él nos escuche.
Besiños
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