EN ESTA FIESTA GRANDE DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA, EN CUERPO Y ALMA, A LOS CIELOS, ME PARECE OPORTUNO Y ESPERANZADOR PUBLICAR ESTAS PALABRAS DE LA TEÓLOGA CETTINA MILITELLO:
En la Asunción, el cuerpo de María, cuerpo de mujer, es exaltado
La teóloga Cettina Militello explica implicaciones de esta verdad de fe
Zenit
La teóloga Cettina Militello explica implicaciones de esta verdad de fe
Zenit
La teóloga Cettna Militello, en el Foro Internacional de Mariología en Roma acertó que se trata de una verdad de fe que tiene mucho que decir a nuestra cultura.
--¿Pero qué puede decir la Asunción al hombre de hoy?
--En el contexto de transición cultural en el que vivimos, con un hombre contemporáneo que cada vez más se enfrenta a la búsqueda de sentido, yo creo que el tema a subrayar es el de la corporeidad: este dogma dice que el cuerpo de María, cuerpo de mujer, es exaltado. Es un hecho que para nosotros es paradójico: justamente el cuerpo femenino, en nuestra cultura, ha sido durante mucho tiempo el emblema del desprecio. María, en cambio, exaltada en su Asunción, revoluciona esta idea: nuestra corporeidad, por muy enferma que esté, está llamada a la transfiguración en el diseño de Dios.
--María muestra, por tanto, lo que nos espera...
--Sí. Pero dice también algo sobre nuestra condición de hoy, sobre este cuerpo nuestro, lugar de la relación con el otro y con la creación. En el fondo de la Asunción está el misterio de la Encarnación que hay que tomarlo en serio: si Cristo se ha hecho carne, tampoco la dimensión corpórea es ya la de antes. El resucitado nos ha sumergido ya en la nueva realidad, nos lleva a interpretar el espacio y el tiempo en manera diversa. Lo que en María se ha cumplido ya en plenitud, también nosotros estamos llamados a experimentarlo en forma sacramental en la relación con nuestro cuerpo.
--Pero, ¿qué tiene que decir el cuerpo de María elevado a los cielos sobre nuestro destino último?
--Es para nosotros horizonte, meta, signo de esperanza. María nos muestra la plenitud de la carne: la salvación no es una dimensión desencarnada. Las imágenes de las que se sirve la Escritura, los bienes que se nos han prometido, lo dicen claramente. No se trata de hacer una física de las realidades últimas: todo queda en el misterio. Pero imágenes como las del Apocalipsis (la esposa, el banquete...) nos hacen intuir en forma simbólica que la plenitud no será sólo espiritual.
--¿Por qué se hace memoria de este dogma justo en la fiesta de Todos los Santos?
--Hay un nexo profundo entre María y la comunión de los santos. Lo que contemplamos en la Asunción como un «privilegio» de la Madre de Dios, en la solemnidad de Todos los Santos se hace un hecho participado y común. Es un designio que implica a todos los redimidos: los del cielo y junto a ellos todos los que viven en gracia. La comunión de los santos, en efecto, no es sólo de los que nos han precedido: se relaciona, para usar la definición clásica, también con la Iglesia peregrinante, la que vive en el mundo. La Asunción, por tanto, es la primera, no la única. Y en la fiesta de Todos los Santos celebramos la coparticipación en todo lo que ella goza. Pío XII podía perfectamente promulgar este dogma el día de la Asunción. Al escoger como fecha el 1 de noviembre, en cambio, dio a esta verdad de fe una precisa impronta eclesiológica.
CETTINA ES:
--¿Pero qué puede decir la Asunción al hombre de hoy?
--En el contexto de transición cultural en el que vivimos, con un hombre contemporáneo que cada vez más se enfrenta a la búsqueda de sentido, yo creo que el tema a subrayar es el de la corporeidad: este dogma dice que el cuerpo de María, cuerpo de mujer, es exaltado. Es un hecho que para nosotros es paradójico: justamente el cuerpo femenino, en nuestra cultura, ha sido durante mucho tiempo el emblema del desprecio. María, en cambio, exaltada en su Asunción, revoluciona esta idea: nuestra corporeidad, por muy enferma que esté, está llamada a la transfiguración en el diseño de Dios.
--María muestra, por tanto, lo que nos espera...
--Sí. Pero dice también algo sobre nuestra condición de hoy, sobre este cuerpo nuestro, lugar de la relación con el otro y con la creación. En el fondo de la Asunción está el misterio de la Encarnación que hay que tomarlo en serio: si Cristo se ha hecho carne, tampoco la dimensión corpórea es ya la de antes. El resucitado nos ha sumergido ya en la nueva realidad, nos lleva a interpretar el espacio y el tiempo en manera diversa. Lo que en María se ha cumplido ya en plenitud, también nosotros estamos llamados a experimentarlo en forma sacramental en la relación con nuestro cuerpo.
--Pero, ¿qué tiene que decir el cuerpo de María elevado a los cielos sobre nuestro destino último?
--Es para nosotros horizonte, meta, signo de esperanza. María nos muestra la plenitud de la carne: la salvación no es una dimensión desencarnada. Las imágenes de las que se sirve la Escritura, los bienes que se nos han prometido, lo dicen claramente. No se trata de hacer una física de las realidades últimas: todo queda en el misterio. Pero imágenes como las del Apocalipsis (la esposa, el banquete...) nos hacen intuir en forma simbólica que la plenitud no será sólo espiritual.
--¿Por qué se hace memoria de este dogma justo en la fiesta de Todos los Santos?
--Hay un nexo profundo entre María y la comunión de los santos. Lo que contemplamos en la Asunción como un «privilegio» de la Madre de Dios, en la solemnidad de Todos los Santos se hace un hecho participado y común. Es un designio que implica a todos los redimidos: los del cielo y junto a ellos todos los que viven en gracia. La comunión de los santos, en efecto, no es sólo de los que nos han precedido: se relaciona, para usar la definición clásica, también con la Iglesia peregrinante, la que vive en el mundo. La Asunción, por tanto, es la primera, no la única. Y en la fiesta de Todos los Santos celebramos la coparticipación en todo lo que ella goza. Pío XII podía perfectamente promulgar este dogma el día de la Asunción. Al escoger como fecha el 1 de noviembre, en cambio, dio a esta verdad de fe una precisa impronta eclesiológica.
CETTINA ES:
_ CATEDRÁTICA EN LAS FACULTADES "MARIANUM" Y "TERESIANUM" DE ROMA.
_PRESIDENTA DE LA SOCIEDAD ITALIANA PARA LA INVESTIGACIÓN TEOLÓGICA.
¡¡¡ FELICIDADES A TODAS LAS BLOGUERAS QUE CELEBREN HOY SU SANTO!!!
4 comentarios:
Viva la MADRE DE DIOS. Viva nuestra MADRE. Subió a los cielos y desde allí nos ayuda, desde allí, nos espera....
Me uno también a la felicitación a todas las que hoy celebren su fiesta.
BESIÑOS MÁS MARIANOS QUE NUNCA.
Sabemos que Ella permanece junto a nosotros, en cercanía amorosa a su Hijo Jesús, para ayudarnos a ser felices en esta vida y merecer la del tiempo futuro.
Me ha encantado esta reflexión.
Gracias Militos.
Un beso
Muy bueno, Militos, para los que dicen que la Iglesia no deja que las mujeres sean teólogas, pues ahí tienen una señora que es, además, catedrática. La Virgen nos representa a todas las mujeres del mundo, no como muchos dicen que nos ve la Iglesia (sumisas al hombre, callando las penas), sino como madres, coredentoras de nuestras familias (siempre y cuando el hombre también arrime el hombro)como seres inteligentes que sabemos lo que puede pasar con los hijos, con las penas de otras personas (bodas de Caná por ejemplo).
La Virgen es un ejemplo para las mujeres pues ella supo estar siempre a la altura de los acontecimientos. Por eso Dios la elevó al cielo sin que se corrompiera por la muerte y ese es el destino final de los hombres siempre que se acerquen a Él por Ella.
Un beso, espero que estés muy bien de todo. Que La Virgen siempre te tenga presente.
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