domingo, 15 de diciembre de 2013

ALEGRÍA






Señor,  dicen que a este tercer  domingo de Adviento se le llama  domingo de la alegría y precisamente hoy no la siento de manera especial, es verdad que los textos litúrgicos invitan a ella;  yo  y cualquiera que te escuche,  nos alegramos con tu respuesta a los discípulos de Juan que te preguntaron de su parte si eras tú el que había de venir o tenían que esperar a otro:

"Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo: Los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el evangelio..."
¿Mateo, 11,2-11).
Hechos, Señor, los hechos como siempre hablaban por ti.

Cuántos motivos, diste entonces: "Los ciegos ven, los inválidos andan..." y nos das ahora para estar alegres cuando nuestros hermanos reciben tus gracias, pero hay veces, Señor, que no sabemos superar el propio dolor personal o cercano. No lo veas como falta de confianza en ti, sabes que Tú eres el único en quien confío, a quien siempre he entregado mis preocupaciones y problemas, los pequeños y los grandes, los de cada día y los de a largo plazo y nunca me defraudaste, aunque en ocasiones las cosas no salieran como yo deseaba..
 
 Nunca sentí angustia o desvelo por lo que pudiera pasar porque tenía la certeza y aún la tengo de que Tú diriges mi vida y el orbe entero, por eso estoy aquí, a mis años, con la mente y el alma abiertas a lo que  dispongas en cada momento y aunque no sienta esa alegría biológica con la que todo parece más fácil, vengo a tu vera, antes de que termine  este domingo de la alegría, a decirte que te espero, que quiero verte ya hecho niño, con tus balbuceos de niño, tu sonrisa, los movimientos incesantes de tus manos y esos pataleos de los bebés.
 
Jesús Niño, como cualquier otro bebe, nada te diferencia...;  en ese pesebre tú y yo éramos iguales, hacíamos las mismas cosas. ¿Qué me ha pasado, qué nos ha distanciado ahora, qué nos diferencia tanto?
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
Si tú quieres, si me enseñas, si me ayudas,
el propósito para esta Navidad,
será el de volver a parecerme a ti
como me parecía en mi niñez.

2 comentarios:

Rosa dijo...

Militos, qué cerca estás siempre de ese Niño, muy cerca, transmites tanta ternura...

El Niño te colmará y te acariciará, y yo te dejo un abrazo muy grande, "arrechuchado".

Que pases buena semana, querida amiga.

releante dijo...

Precioso post, está claro que el Niño Jesús acudirá a tu vera, y a la vera de todos nosotros, porque desde que vino la primera vez, envuelto en pañales, como nacimos todos, nunca nos ha abandonado ni dejado solos. Feliz Navidad

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...