domingo, 11 de mayo de 2008

MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA


Mayo casi se encuentra ya en la meridiana y todavía no he hecho una pausa para hablar de amor, de ternura, de acogimiento. de entrega, de corredención, de salvación. Mañana,13 de mayo, celebramos La Virgen de Fátima y no he hablado de arrepentimiento, de esperanza y de perdón.


Todas las gracias que recibió María le fueron dadas por razón de su Maternidad divina. Si no hubiera sido Madre de Dios, no podríamos llamarla Inmaculada, concebida sin pecado original, ni Llena de Gracia porque nunca cometió otros pecados. Y si su Maternidad abarcara sólo la Humanidad de Jesús, tampoco los Angeles la habrían elevado al Cielo, en cuerpo y alma, para que participara del triunfo de su Hijo.

Los tres dogmas de fe sobre María son :

Su Inmaculada Concepción.

Su Virginidad antes del parto, en el parto y después del parto

Su Asunción a los Cielos

Cuando la Iglesia proclama un dogma, a parte de estudios teológicos,revelación divina y análisis profundo de las Sagradas Escrituras, sigue de manera especial la voz de los Santos Padres y el sentir de toda la Iglesia, incluido el pueblo ordinario. Tiempo antes, desde los principios de la Iglesia, se creía que María fue concebida, en el seno de Santa Ana, sin mancha de pecado original. Y no fue reconocida esta verdad como dogma hasta el 8 de Diciembre de 1854 por Pio IX. Existen imágenes de la Inmaculada Concepción muy remotas que así lo atestiguan. Un hecho curioso es que a los cuatro o cinco años de promulgarse este dogma se aparece la Virgen de Lourdes a Bernardet,
en Francia y cuando ella le pregunta: ¿Quién sóis Señora?. La Virgen le contesta: "Soy la Inmaculada Concepción". aquella pobre e ignorante adolescente no entendía nada, pero la Iglesia más tarde vió en esa respuesta como una confirmación del dogma proclamado poco antes.


El dogma de su Virginidad, fue proclamado por el Papa Pablo IV, en el año 1555, con estas palabras: "La Madre de Dios perseveró siempre en la integridad de la virginidad, es decir, antes del parto, en el parto y perpetuamente después del parto". Sin embargo, desde tiempos remotos, María era conocida por todos como "la Virgen" . Incluso los de religión musulmana, que la respetan como madre de Jesús-hombre, la llaman también La Virgen.



El dogma de la Asunción de la Virgen se promulgó el 1 de Noviembre de 1950 y fue Pio XII quién dijo: "Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste." Más tarde el Concilio Vaticano II ratificó dicho dogma. Pio XII, antes de proclamarlo solicitó la conssulta de todos los obispos y su respuesta fue unánime, ocurriendo lo mismo con la devoción popular. Y ya en los primeros siglos aparecieron pinturas en las paredes de las viviendas o en las catacumbas con el tema de la Asunción de María, que por entonces se conocía como Dormición. Lo que este dogma no ha definido es si la Santísima Virgen llegó a morir o no. Sí se sabe que su cuerpo no sufrió la corrupción.


Documentos, extensos e intensos, sobre estos tres dogmas de la Madre de Dios y Madre nuestra, existen en abundancia y únicamente he realizado un pequeño esbozo para que, quien lo desee, profundice en su estudio.



Para endulzar aun más esta pequeña semblanza de María voy a contar una entrañable anécdota que guardo en mi corazón desde hace largo tiempo.


Fuí profesora de "Religión y Moral Cristiana", en un colegio público de Móstoles, cuando Móstoles y Fuenlabrada, donde también impartí clases de esta asignatura, eran la cuna del rojerío. Los niños cursaban 3º de Básica y a nosotros nos enviaba el Obispado. Eran unos treinta niños y sólo dos habían elegido ética. Mantenerlos quietecitos y atentos resultaba lo más complicado del mundo. Pero también te ofrecían grandes compensaciones, como la de aquel día en que les explicaba como Dios al principio hablaba a su pueblo por medio de los profetas, pero que llegada la plenitud de los tiempos. Cualquiera puede imaginar lo complicado que fue meter en aquellas cabecitas el significado de dicha palabra. Cuando ya, más o menos, lo entendieron pregunté: "¿A quién creéis vosotros que Dios envió entonces para hablar a su pueblo?". No lo pensaron dos veces y unánimes gritaron:"A tí". tuve que volverme hacia la pizarra para disimular unas torpes lágrimas que se escapaban sin pedir permiso. Algunos preguntaron: ¿Por qué llora seño?. _"Porque sois unos burros que no entendéis nada". Recuerdo que aquella tarde estuve a punto de mandar una suplente por algunas dificultades familiares que tenía, pero decidí dar la clase por encima de todo. Sentí que aquella "burrada", era como una caricia del Cielo. Algo así como el ciento por uno.


Sin querer me he salido del tema de la Virgen. Simplemente es un apunte para que se vea el nivel de la clase. Cuando llegaba el mes de mayo todos hacían lo que podían por portarse bien. Había que ofrecérselo a María, eso sí lo entendían. Les pedí que trajeran alguna flor para adornar una imagen pequeña de madera que llevaba y traía de mi casa porque allí no podíamos dejar ningun signo religioso.

Antes de terminar la clase teníamos que limpiar todo bien. La profesora no quería ver ningun resto de flores. Un día les dije, para evitar que la madre gastase dinero, que podían coger las flores del campo. A la semana siguiente, nada más comenzar la clase aparece la tutora con un niño muy especial, de esos que hacen honor al nombre elegido por los padres. Se llamaba Anibal y era el movimiento en persona. Ella con cara de comerme viva dijo:"Ya puede castigar a Anibal porque ha arrancado estas rosas de la plaza. Es un vandalismo y asegura que usted se lo ha dicho". Anibal no acababa de entender la maldad de aquello. Por eso le pregunté qué había sucedido y con aquellos ojos negros que aún tengo clavados en los míos, grandes y abiertos, me contestó: "Pero seño, usted nos dijo que las cogiéramos del campo". Le dije a la tutora que ya lo arreglaba yo con el chiquillo, acompañándola hasta la puerta. Ella tiró las rosas a la papelera y yo, que me hubiera comido a besos a Anibal, le mandé copiar cinco veces: "La plaza pública no es el campo". Al mismo tiempo logré convencerle que la Virgen estaba sonriendo porque lo había hecho sin querer y la culpa era mía por no habérselo explicado bien.


Al terminar hablé con la madre de Anibal para contarle lo que había pasado, antes de que la tutora montase un drama con aquello. Y ella me dijo que el niño era una de las víctimas del fraude del aceite de Colza, que se vendió como normal, especialmente en la periferia de Madrid. Provocó muertes y trastornos incurables. Estuvo a punto de morir y le habían quedado muchas secuelas. Las profesoras no querían entenderlo y eran muy severas con él.

Tuve muchas experiencias deliciosas con aquellos niños pero ésta y los ojos de Anibal, van todavía muy dentro de mí. Y espero que de la Virgen también. Por algo un día, dije a alguien que Ella tenía el mejor blog del mundo en su corazón.
¡¡SANTA MARIA ESPERANZA NUESTRA, RUEGA POR NOSOTROS!!

3 comentarios:

Aguijón dijo...

Muchas gracias Militos,
Me ha gustado mucho. Muy bonito lo que dices de la Virgen y, quizás, mejor aún lo que cuentas de Anibal.
Espero que tus clases no cayeran en saco roto.
un beso,

ARCENDO dijo...

Y yo repito contigo:
¡¡SANTA MARIA ESPERANZA NUESTRA, RUEGA POR NOSOTROS!!
Yo hice la comunión un 13 de mayo y tengo especial devoción por esa advocación mariana. Besiños.

Oscár dijo...

y algunos esperamos por el dogma de Corredentora aunque su detractores asumen que se encuentra inmerso en otro dogma. Dios te Bendiga. Santa María Ruega por Nosotros.

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